Gabriel Ter-Sakarian Arambarri se asombra del nuevo verbo politiqués de evidenciar. Su bachillerato francés (ese privilegio) le hizo creer que era algo así como poner de relieve (= mettre en évidence). Ahora ha caído en que equivale a poner en claro, manifestar la certeza de alguna cosa. Matices. Don Gabriel recuerda el suceso de la elección de «Míster Melilla», que se hizo en la televisión local. La locutora empezó así su discursito: «Así que todos los hombres que quieran poner en tela de juicio su aspecto físico, pueden participar en este concurso». Comprendo que a la presentadora le sonara muy bien eso de poner en tela de juicio. Por cierto, nunca he entendido por qué trama suena tan mal y urdimbre suena tan bien. La trama son los hilos a lo ancho de la tela; la urdimbre son los hilos a lo largo de la misma.
Jesús García Castrillo me pone en un brete al pedirme que le aclare la diferencia entre jarro y jarra. Ambas voces se refieren a vasijas, tradicionalmente de barro, con un asa. El jarro sirve sobre todo para poner flores y la jarra para beber o trasegar algún líquido. Luego está el jarrón, con una o dos asas, como adorno por sí mismo o también para poner flores (= búcaro). Son ganas de complicar las cosas, para desesperación de los extranjeros que estudian español.
Juan Díaz López me recuerda otra expresión del lenguaje taurino: «Que Dios reparta suerte». Creo que la dicen los toreros en el momento de empezar el paseíllo. A propósito, qué bonito es el paseíllo de los toreros y qué feo era el paseo de cuando la guerra civil y sus antecedentes.
Me llegan docenas de comentarios sobre la significación de hacer un pan como unas hostias o unas tortas. No me convencen mucho. Puede ser mi ignorancia, pero la frasecita esconde algún misterio. Me atrae más la interpretación de Juan Ponce sobre la posibilidad de que las hostias o las tortas sean simplemente los panes que no levantan, por haber puesto poca levadura. La verdad es que se está perdiendo el honrado oficio de panadero, el hombre que trabajaba de noche, como los telegrafistas, los torreros o los serenos. Supongo que el pan de hoy proviene de una fábrica continua con masa congelada. Me gustaría saber quién hace las obleas para consagrar en la misa. ¿Algunas monjas? Una costumbre que se ha perdido es la de besar el pan que se ha caído al suelo. ¿Por qué sobra tanto pan en los restaurantes?
Emilio Alonso me llama la atención sobre una nueva adquisición del politiqués: marco político. En efecto, se trata de un término muy característico de esa jerga, pues busca palabras que sean de significación difusa, como marco o ámbito. Pueden querer decir cualquier cosa. Esa es su principal virtud. A ver quién es el guapo que me sabe decir el significado de marco de negociación. O qué quiere decir en todos los ámbitos. Más ejemplos. ¿Qué lapso de años o de meses puede corresponde a la condición de a largo plazo? ¿Y si se dice simplemente «a largo»? ¿Qué significado puede tener gobernanza que no lo tenga ya gobernación? Aparte de la deseada difusividad de las palabras, el politiqués busca términos que resulten voluntaristas. Por ejemplo, espero y deseo. Se añade otra cualidad, las expresiones deben aportar un cierto grado de estudiada humildad. Por ejemplo, a mi juicio o por decirlo de alguna manera. Ese mismo talante se logra si el discurso comienza con un infinitivo. Por ejemplo: «Destacar la participación…» (o lo que sea). Para elegir a los candidatos en las elecciones debería proponerse una especie de examen para averiguar si dominan el politiqués. Sería interesante que se ofrecieran cursos on line para llegar a dominar esa neolengua. No es empeño fácil.