Editorial: La Constitución, pilar y tarea permanente

Este sábado, día 6 de diciembre, España celebra el cuadragésimo séptimo aniversario de la ratificación popular de su Constitución. Esta fecha no es una simple jornada festiva en el calendario, sino la conmemoración del mayor pacto de convivencia y libertad que ha conocido nuestro país en su historia contemporánea. La Carta Magna de 1978 representó la superación de cuarenta años anteriores y sentó las bases de un Estado social y democrático de Derecho, proporcionando el marco normativo sólido que ha garantizado la estabilidad y el progreso durante casi cinco décadas.

El espíritu de la Transición, encarnado en el consenso de las distintas fuerzas políticas y sociales, fue el de la generosidad y la búsqueda de un futuro compartido. La Constitución es, ante todo, la ley de leyes que ampara la justicia, la igualdad, el pluralismo político y la seguridad jurídica para todos los ciudadanos. Gracias a ella, España se integró plenamente en Europa y ha consolidado un sistema de derechos y libertades homologable a las democracias más avanzadas.

Sin embargo, la celebración de hoy no debe ser únicamente una mirada nostálgica al pasado. La Constitución es un documento vivo que requiere de un compromiso constante con sus valores y su vigencia. En un momento de creciente polarización política y desafíos territoriales, es crucial recordar que la fortaleza de nuestro sistema reside en el respeto a las reglas del juego democrático y a la división de poderes.

Los debates sobre la necesidad de actualizar el texto constitucional son legítimos y necesarios. Adaptar la Carta Magna a las realidades del siglo XXI, como la evolución de la tecnología o la inclusión de nuevos derechos sociales, forma parte de su vitalidad. No obstante, cualquier reforma debe inspirarse en el mismo espíritu de consenso y lealtad institucional que permitió su nacimiento, evitando que se convierta en arma arrojadiza entre bloques políticos.

En este Día de la Constitución, el llamamiento a las administraciones y a la ciudadanía es claro: defender los cimientos de nuestra democracia, preservar la independencia judicial y la colaboración institucional, y renovar el compromiso con el diálogo como única vía para la convivencia. La Constitución no es propiedad de nadie, sino patrimonio de todos los españoles. Honrarla hoy significa trabajar juntos para que siga siendo el faro que guíe a España hacia un futuro de mayor libertad, justicia e igualdad.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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