Mensaje del obispo de Mondoñedo Ferrol ante el 60 aniversario de Cáritas Diocesana

60 años anunciando la esperanza. Mensaje del obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, en el 60 aniversario de Cáritas Diocesana de Mondoñedo-Ferrol

«Celebramos hoy, día 8 de octubre, el 60 aniversario de la constitución de Cáritas Diocesana de Mondoñedo- Ferrol. No fue, sin embargo, el inicio de la vida de caridad en esta Iglesia: nuestra historia está plagada de múltiples expresiones de amor hacia los más vulnerables y excluidos. Pero hace 60 años, la Iglesia mindoniense se estructuró para dar una forma moderna y organizada a la caridad, haciendo realidad el mandato permanente de Jesús: “Dadles vosotros de comer”.

Una historia de caridad

La historia de la Iglesia es siempre una historia de caridad. En ocasiones, cuando miramos hacia atrás, nos fijamos en los hombres y mujeres que han servido a la comunidad desde diferentes misiones, muchas de ellas con cargos de responsabilidad. Su huella ha quedado para siempre en obras de arte, en edificios, en estructuras, en proyectos, en consecuencias concretas para el territorio. Pero, sin duda, la huella más importante, porque muestra el Dios en el que creemos, es la huella que produce el amor. Cáritas responde a esta historia de amor, que vive de la fe y genera esperanza.

Y es que Cáritas existe no porque haya pobres, sino porque hay una comunidad que quiere reflejar el amor de Dios y ser motor de acogida, de integración, de promoción, de desarrollo humano y social. Donde hay una comunidad de creyentes que se toma en serio el Evangelio de Jesús tiene que existir un grupo de Cáritas que quiera hacer realidad las entrañas de misericordia del Padre. Un grupo capaz de acoger, de acompañar, de promover a cada persona que se acerca en busca de una solución para una herida que le duele. Pero también un grupo capaz de despertar y educar a la comunidad, de sensibilizarla ante problemas, de promover una sociedad más justa y fraterna, de reivindicar derechos y humanidad.

Existe la esperanza

En 60 años son muchos los gestos de esperanza que se han ofrecido, desde nuestras comunidades cristianas, a lo largo y ancho de todo el territorio diocesano. Es hermoso que este aniversario coincida con el Año Jubilar, año de la esperanza. Un año jubilar en el que se nos invita a volver a Aquel que nos da esperanza en medio de la oscuridad de la historia. Un año en el que se nos provoca a ser comunidades y hogares de esperanza ante tanta desolación y dificultad que existe en nuestro mundo. A eso precisamente contribuye nuestra Cáritas: a anunciar que existe la esperanza, a presentar a Aquel que nos acompaña en nuestro dolor, a ofrecer las manos de la comunidad para acoger y arropar nuestra fragilidad. Porque Cáritas es la Iglesia y su misión, no lo olvidemos, es la evangelización: llevar la buena noticia a los pobres y excluidos, ofreciéndoles la salvación.

A lo largo de 60 años muchas cosas han cambiado. La caridad que ofrece Cáritas presupone y se sustenta en la justicia, pero siempre la supera: conlleva la asistencia, pero también la promoción y el compromiso por una sociedad más justa. Ya no se trata solo de socorrer las necesidades materiales de una pobreza evidente, sino de ofrecer caminos de integración a hombres y mujeres concretos que viven su existencia en medio de la exclusión o la vulnerabilidad. Por eso, en estos 60 años, nuestra Cáritas ha crecido y ha mudado su rostro, aún permaneciendo fiel a su esencia, con el objetivo de ayudar siempre desde la dignidad inalienable de la persona ofreciendo aquello que es fundamental: trabajo, vivienda, dignidad, plena ciudadanía…

No me queda sino agradecer de corazón a todas las personas que han hecho posible esta hermosa historia de amor, de fe y de esperanza. Desde los sacerdotes que en sus parroquias han promovido los diferentes grupos de acogida, a tantos voluntarios que se han identificado con este hermoso proyecto. Gracias por vuestro tiempo y vuestra sensibilidad. ¡Oléis a Evangelio! Gracias también a tantos agentes contratados que habéis dado vuestra
profesionalidad y que habéis crecido entre nosotros. Gracias a los socios, donantes y colaboradores que confiáis en nuestra tarea y en nuestro proyecto de sociedad. Sigamos juntos anunciando la esperanza muchos años más. ¡Felicidades!

Vuestro hermano y amigo»,

Fernando García Cadiñanos
Obispo de Mondoñedo-Ferrol

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