La Hermandad del Santo Entierro celebró a las seis de la tarde de este Viernes Santo en el interior de la concatedral de San Julián, debido al mal tiempo reinante no se pudo organizar el acto en el atrio, la “Ceremonia del desenclavo y descendimiento de la Cruz”, una función que se realizaba en Ferrol desde el siglo XVII en la primitiva iglesia de San Julián, situada en Ferrol Vello, junto al puerto, y que fue demolida en el siglo XVIII tras verse afectado por las obras del Arsenal. Este acto decayó en las segunda década del siglo XX y fue recuperado por la Hermandad en el año 2022.
El acto religioso fue presidido por el párroco de San Julián, Antonio Rodríguez Basanta. En lugares destacados se encontraban el alcalde de la ciudad, José Manuel Rey Varela; el vicepresidente de la Xunta de Galicia y conselleiro de presidencia, Diego Calvo;el Almirante Jefe del Arsenal, vicealmirante Gonzalo Villar Rodríguez; la delegada territorial de la Xunta en Ferrol, Martina Aneiros Barros; el Capitán de la Compañía de la Guardia Civil en Ferrol, Javier Fernández González; el presidente-Hermano Mayor de la Fundación del Santo Hospital de Caridad, Alberto Lens; el Jefe de Seguridad Naval de Ferrol, teniente coronel de Infantería de Marina Víctor Hugo Blanco Urgorri; la edil del partido popular Elvira Miramontes Mas; y el Hermano Mayor de la Hermandad, Antonio Sixto y de todos los miembros de la misma
Durante el acto con las naves de la concatedral ocupadas por un gran número de ferrolanos y forasteros, entre ellos el Almirante Jefe de Apoyo Naval, Ignacio Frutos Ruiz, solamente se podía escuchar la narración de pasajes bíblicos, música, y oración, en un recogido silencio por parte de todos los asistentes.
Se realizó la ceremonia del desenclavo y descendimiento interviniendo doce hermanos cofrades, retirándose a la imagen articulada la corona de espinas y los clavos y finalmente cuando son liberados sus pies santos fue depositada en brazos de hermanos cofrades y el sacerdote oficiante realizó un acto simbólico de veneración esparciendo incienso ante la imagen.
El acto del Desenclavo es la esencia misma de la Hermandad, junto con el Santo Entierro. Su expresividad y sobre todo, su solemnidad, le convierten en uno de los actos mas emblemáticos de la Semana Santa Ferrolana.
Y ya seguidamente los cofrades trasladaron la imagen hasta la sacristía de la concatedral dándose por finalizada la primera parte del acto.
Santo Entierro
Minutos después, eran las seis y media de la tarde se inició una sencilla procesión por el interior del templo. Tras la cruz y pendón de la Hermandad miembros de la misma portaban la urna con el Cristo Yacente, con una escolta de honor de la Guardia Civil, que fue trasladada hasta los pies del altar mayor.
Allí el párroco, Antonio Rodríguez Basanta pronunció una sencillas palabras. «Con este acto simbólico termina el Viernes Santo , hemos asistido un año más al proceso de un inocente. Una muerte que no se merecía. Él es redentor y salvador, y hasta aquí llegó el Hijo de Dios. Ha llegado al sepelio porque quiere asumir con todos las consecuencias de nuestra condición humana pasando por la Cruz». «Démonos cuenta que esto es un gesto sin límites del amor de Dios comprometido radicalmente con el hombre». «No todo termina aquí, sino nuestra fe sería absurda pero hasta aquí llegó el Hijo de Dios».
Se guardó silencio, dándose por concluido el acto, mientras la Coral Polifónica A Magdalena entonaba un cántico ceremonial.
La Cofradía del Santo Entierro se caracteriza por su rigor, religiosidad y tradición. Es una hermandad creada hace 74 años, expresamente con la finalidad de representar cada Viernes Santo el entierro de Jesús y nunca faltó a su cita, ya que en caso de mal tiempo la procesión siempre se celebró dentro del templo.
La urna es una pieza de Urbano Anido y data de 1891. Está elaborada con ébano y palo santo. La cofradía tiene otra urna más antigua, que salió por última vez en 1892 y que ahora está expuesta en el Museo de la Semana Santa de Ferrol. El Cristo que va en la urna es una imagen de Manuel Corgo, también del año 1891.
Estupendo reportaje. Te felicito