El “tongazo” de Venezuela – Parte 2ª: ¿Y ahora qué?

Marcos López Balado
Una vez pasado lo que pasó, la pregunta más lógica que cabe hacerse es “¿Y ahora qué?”.
Yo soy de los que creyeron que las cosas iban a cambiar en Venezuela. Aún lo creo. Sí, alguien me podría decir (y me lo dicen) “pero… ¿Cómo creías que con unas elecciones se iba a poder tumbar una dictadura?” Pues tengo que reconocer que así lo creí. Creí que el resultado sería tan abrumador que al dictador Maduro no lo quedaría otra que achantar. Y de hecho el resultado fue abrumador…

Pero vamos por partes.

El resultado, como ya dijimos, fue abrumador. Y además la oposición se empleó a fondo para que el resultado pudiera ser de fácil acceso a todo el mundo. Supongo que todos esperábamos que, de una forma u otra, el chavismo haría trampas, así que la oposición anduvo muy fina para en un periodo muy corto de tiempo recabar la más grande
cantidad de actas posible, escanearlas y subirlas a una plataforma pública y de fácil acceso para todo el mundo. Actas que emite una máquina con el registro de los datos y firmadas.

Vale, del chavismo han salido a quitarle legitimidad a alguna de las actas. Pero, por un lado, hablaron de casos puntuales en realidad y, por otro, en conjunto el resultado sigue siendo abrumador aun invalidando esas actas.

Así que voy un poco más allá… ¿Dónde están las actas del chavismo? Ellos controlan el aparato del estado… ¿Dónde están las actas? El resultado que ellos han leído la noche electoral ¿Es que no está basado en las actas?. ¿Entonces dónde están?. Pues evidentemente no, no está basado en las actas y ese resultado se lo han inventado sin más. Sin esas actas no tienen respaldo ni soporte para nada, y si las presentan un mes después, que es otra opción, tampoco tendrán ninguna credibilidad, porque todo apunta a que las están falsificando ahora mismo. Por cierto, como dato, el Centro Carter (invitado por el chavismo para hacer de observadores) dice que el chavismo tiene las actas y que no las publica porque sabe que el resultado es el mismo que dice la oposición.

Así que vale, no ha habido elecciones libres y no han acatado el resultado. Vuelvo a la línea de preguntas de antes: ¿Y ahora qué?. ¿Para qué ha valido todo esto?. ¿Se puede derrocar una dictadura con elecciones?

Lo que yo creo es que no se puede desdeñar la importancia del apoyo. Si la oposición simplemente hubiera intentado tumbar el chavismo, sin unas elecciones de por medio, tendríamos un golpe de estado. Más o menos justificado, cada uno pensará lo que quiera, pero un golpe de estado.

El proceso de elecciones era, y es, en mi opinión, fundamental para darle la voz al pueblo y para ganar toda la legitimidad. Ahora la oposición puede salir a la calle y plantar batalla,  porque tienen el respaldo de la voluntad real del pueblo de Venezuela. Quien ha dado un golpe de estado ha sido Nicolás Maduro.

Es más, este proceso, además de demostrar cual es esa voluntad real del pueblo, ha conseguido también que el régimen de Nicolás Maduro quede aislado internacionalmente. No lo apoyan ni los líderes más de izquierdas de la región. Ni Boric de Chile, ni Lula da Silva de Brasil, ni Petro de Colombia… ni siquiera López Obrador de México. Los únicos apoyos que ha recibido el régimen de Maduro son los parias de siempre del mundo: Cuba, Corea del Norte, Rusia, Irán, Siria,…

¿Y qué toca ahora? Pues qué va a ser… la difícil labor de la insumisión y de plantar cara.
¡Ojo! Siempre de manera pacífica. Ya ha quedado demostrado que con el resultado de las urnas no se derroca a un dictador, pero sí se obtiene la legitimidad moral para poder salir a la calle y para revelarse contra la dictadura.

Hay que salir a la calle, hay que hacer visible en todo momento que Nicolás Maduro no tiene el apoyo del pueblo, hay que declararse en rebeldía y no colaborar con el estado: Desobediencia Civil.

Esto no es algo nuevo e inédito y es una posibilidad muy real, aunque pueda no parecerlo ahora. A veces las cosas parece que es imposible que cambien, hasta que cambian. Eso mismo pasó hace pocos años cuando las “Primaveras árabes” tumbaron varias dictaduras en la región, o en los países comunistas de Europa del este tras la caída del telón de acero (Polonia, República Checa, Rumanía…), o podríamos llegar incluso a remontarnos a la revolución pacífica de Gandhi.

No será un camino fácil. El régimen de Maduro amenaza desde el primer día después de las elecciones con detener a María Corina Machado y a Edmundo González Urrutia. La lista de opositores detenidos es larga ya, así como de interventores que participaron en el proceso electoral. Hablamos de un régimen que lleva casi 16.000 presos políticos, casi 1.700 personas torturadas, más de 300 asesinados durante protestas… y casi 8 millones de venezolanos emigrados. Y estos días el propio Nicolás Maduro ha declarado una guerra ridícula y esperpéntica, que nos da un claro reflejo sobre su persona, a diversas redes sociales como Whatsapp, o X (antigua Twitter), herramientas con la que la gente se comunica.

 Así que solo me queda darle ánimos al pueblo Venezolano en el duro camino que tienen por delante, además de recordarle a alguna gente (a poca) que los golpes de estado comunistas siguen siendo golpes de estado, aunque ellos los llamen “revolución”.

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