Hiroshima, Nagasaki. No hemos aprendido-(Carlos J. García)

Carlos J. García

Hace unos días se cumplió el octogésimo aniversario (6 y 9 de Agosto del añov1945) del lanzamiento por parte; de los Estados Unidos de América, en el marco de la II Guerra Mundial, de sendas bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki que supusieron enormes desgracias. La noticia tengo la impresión de que ha pasado sin la importancia que, entiendo, se merece. Parece que ya nos hemos olvidado como si tal acontecimiento tan brutal hubiese ocurrido en la edad de piedra; pero no, ocurrió hace solo 80 años.

Este triste y terrible acontecimiento marcó, al menos, dos hitos muy importantes. Primero el fin de la terrible segunda Guerra Mundial (Alemania ya estaba prácticamente derrotada y Japón se rindió) y el segundo que fue la primera vez (y única hasta ahora) que un ejército, un Estado, empleó bombas atómicas para atacar al enemigo y, siendo conscientes, a su población civil.

Se ha hablado mucho sobre el uso de armas de destrucción (algo más que masiva) imagino que técnicamente superiores a la de usadas en Japón. El daño que sufrió Japón, no solo por la explosión, sino también las consecuencias vitales de las generaciones posteriores que sufrieron graves secuelas físicas y psicológicas fue tremendo.

Y gracias a Dios que no se utilizaron estas terribles bombas más veces, aunque a bastantes personajes que se creen los dueños del mundo, si las tuviesen, les gustaría usarlas contra sus rivales y enemigos, simplemente con estúpidas ansias de ampliar territorios. Es un arma verdaderamente disuasoria de quien la posee, el dominio y exterminio seguramente sale barato. Que nada tienen que ver con las centrales nucleares, que ya hablaremos de ellas.

Ochenta años y un cambio de paradigma en el mundo posterior a la II Guerra Mundial; cambios sociales y una nueva era económica con avances tecnológicos impensables que también ayudó a que acentuara el desequilibró pasando muy ricos y países mucho más pobres, grieta cada vez mayor que seguirá produciendo grandes
desigualdades. La consecuencia ya la vivimos, crece la violencia.

Este aniversario, además de entristecerme, me ha hecho pensar y me pregunto sí esas bombas, y sus consecuencias, que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial nos han servido para aprender un poquito de las relaciones entre culturas y estados.
Me temo que el tiempo ha ido borrando de nuestra memoria, de manera natural o artificialmente (que también me creo interés en ello), aquella barbaridad. Parece que nos hemos olvidado de una parte crucial de la historia del hombre y que espero y deseo fervientemente que nadie vuelva a vivir algo parecido; aunque solo sea porque
nuestros nietos vivan mejor.

Estamos entrando en una terrible espiral entre guerras económicas, chulerías de charlatanes locos, de egoísmos y delirios de territorios o de predominio de religiones, más todo lo que se les ocurra. incluida la explotación de otras tierras (países), ahora llamadas raras cual novela de ciencia ficción. Los gobiernos, y la Comunidad Europea es un ejemplo, les dejamos (incluidos los países democráticos) que se olviden poco a poco de las personas y el desarrollo de los países pobres. De tal manera que así se sienten superiores a los gobernados, y pasa lo que pasa.

Es condición humana no aprender de nuestros errores ni de los de los demás, porque creemos que somos mas listos que aquellos que los cometieron, y los nuestros mejor borrarlos y no hablar pero me temo que la historia demuestra lo contrario. Es nuestra imperfecta condición humana de creernos más listos, “más pillos” sería más adecuado decir,

Se me ocurre que el pesimismo, a mis años, me ataca duramente y nunca lo he sido. Nada me alegraría más en el futuro que me dijesen, aunque sea ante mi tumba; Abuelo, te has equivocado.

Disfruten del mes de agosto, de las fiestas y la familia. Gracias y hasta la próxima.

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