Enrique Barrera Beitia
La razón por la que Donald Trump quiere terminar con el apoyo militar a Zelensky, es que quiere centrarse en combatir la creciente proyección de China como superpotencia, y entiende que las sanciones económicas a Rusia fortalecen precisamente a su gran rival. No le faltan razones para pensar así, y sus temores se centran en que el dólar se debilite demasiado como moneda franca.
EE.UU lleva décadas encadenando grandes déficits comerciales sin que haya entrado en bancarrota, y la razón es que imprime descaradamente billones de dólares para financiarlo. Otro país habría entrada en una hiperinflación, pero tampoco es este el caso, porque el dólar es la moneda de pago preferida para las transacciones comerciales en el planeta, realizadas a través de un sistema de pagos que convierte obligatoriamente en dólares las monedas nacionales. En este proceso intervienen muchos bancos que se enriquecen con las comisiones del servicio, y esto explica la paradoja de que todos los países quieren dólares aunque no quieran comprar nada en EE.UU.
El problema surge cuando China consolida su posición en “la nube”, esa red mundial de servidores que no sólo almacenan datos disponibles para todos sino que también ejecuta operaciones. Es necesario invertir enormes sumas de dinero para ello, y China hace años que logró crear su propio sistema de pagos con el yuan virtual, prescindiendo de los bancos privados como intermediarios. EE.UU prohibió la exportación de micro-chips y otros materiales de alta tecnología a China para que fracasara la construcción de este competidor, pero sencillamente, ha fracasado.
De cualquier manera, no había razón para que los países usen el sistema chino en detrimento del estadounidense… hasta que llegaron las sanciones por la guerra en Ucrania y 300.000 millones de dólares del Banco Central Ruso fueron confiscados por EE.UU. Esto nunca antes había pasado, y los poseedores de dólares necesariamente tienen que haber tomado nota del mensaje de Joe Biden: “hagan lo que nosotros les decimos que tienen que hacer, o aténganse a las consecuencias”.
Esta es la madre del cordero, y aunque el yuan no será oficialmente convertible mientras China sea exportador neto, desde 2021 el dólar pierde peso en la financiación del comercio internacional. Es verdad que no es una gran caída y que el sistema de pago de China procesa diez veces menos dinero, pero los datos apuntan a un cambio de tendencia, así que Trump quiere soltar amarras con unos socios que piden mucho más de lo que aportan al presupuesto de la OTAN.
Trump era el claro favorito para ganar las elecciones presidenciales, pero hay que ver como responde Kamala Harris, candidata del Partido Demócrata tras la dimisión de Joe Biden. Si gana el republicano, la Unión Europea tendrá que decidir entre seguir en la OTAN haciendo lo que EE.UU les ordena o construir de una vez un euro-ejército. Reino Unido, países bálticos, Polonia y Hungría están por lo primero y Francia por lo segundo. El resto tendrá que decidir.
¿Y Putin? Bien, gracias. De momento sigue en el Kremlin fumando puros.