Donald Trump (Francisco Anido P.)

Francisco Anido Pacheco

Creo que de magnicidios en España sabemos mucho, claro que si se produce en la primera potencia mundial, la repercusión mediática es enorme.
A lo largo de la historia de la humanidad, siempre hubo, hay y habrá grupos organizados dispuestos a eliminar a sus oponentes, rivales, enemigos, por intereses políticos, comerciales, culturales, religiosos, etc.
Se anteponen intereses de grupos poderosos, oligarquías, en contra de la voluntad popular, ya imposible de poder manipular.

Juan Prim, José Canalejas, Eduardo Dato, Cánovas del Castillo, Calvo Sotelo, Carrero Blanco. Y el intento del asesinato de José María Aznar. O la voladura de la casa de Manuel Fraga Iribarne. Y muchos otros que no se han hecho públicos.

Descubrimos que hay una sociedad de fomento del asesinato, forman parte de ella personajes poderosos que descubren una nueva forma de hacer política eliminando los obstáculos con el asesinato como gran regulador.
Una maquinación inteligente para a través de la violencia política tratar de cambiar el curso de la historia con la muerte violenta de los máximos dirigentes.

Hay constantes que se repiten una y otra vez, mil veces, en todos los crímenes.
Los grandes fallos de seguridad, no son convenientemente investigados, los asesinos son convenientemente asesinados, en muchas ocasiones los sumarios fueron mal dirigidos, todos compinchados para que nunca se sepa la verdad. Es un método útil y eficaz.

¿Pero quienes forman parte de esas oligarquías?
“Amigos míos” estarían dispuestos incluso al atentado personal antes de que se permitiera la vuelta al poder del conservador Antonio Maura. Comentario de Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español, en el Parlamento. PSOE en estado puro.
Ya sabemos que otras palabras le dirigió la comunista prosovietica Dolores Ibarruri al secuestrado y asesinado Calvo Sotelo.
Otro ejemplo más, de otro partido político.

España figura a la cabeza de Europa en cuanto a magnicidios. Solo las ambiciones desatadas, la falta de escrúpulos y la traición continua explican cómo es posible que los hombres que tienen el poder no puedan defenderse de atentados en su contra, cuando están todos avisados.

“Los amigos suelen abandonarnos a la hora de la desgracia; los enemigos nos siguen hasta la muerte”, es sabido que los crímenes de Estado se urden de forma que nunca pueden ser aclarados, aunque no signifique, que no puedan ser descubiertos.

A Prim, a Dato y a Carrero, les agredieron yendo en sus coches oficiales. A Cánovas y a Canalejas les dispararon, estando uno sentado y el otro de pie.
Al candidato Presidencial Donald Trump, le dispararon cuando se encontraba de pie, sobre la tarima, dando un mitin de su partido, el Republicano, cuyo símbolo es el elefante.
Un supuesto francotirador inexperto, de poco más de 20 años y a la vista de todos, realiza una serie de disparos, asesinando a una persona inocente, hiriendo gravemente a otra y milagrosamente hiriendo levemente a Donald Trump. Por muy escasos centímetros, milímetros, el magnicidio no se produjo.
Les aseguro que el disparar con un arma, a un blanco móvil , subido a un tejado, rodeado de la élite “supuestamente” de los cuerpos de seguridad de USA, a una distancia de 140 metros y si ese móvil, es una persona muy relevante y que fue presidente de los Estados Unidos de América, no resulta nada fácil. Cómo referencia , mencionar que un campo de futbol posee una longitud de unos 120 metros.
¿A qué ya no les parece un blanco tan fácil?

Creo honestamente que este atentado no lo realizó esta persona, creo más en una conspiración política.
Manejar eficientemente este tipo de armas no es tan sencillo como alguna gente se piensa, si bien es cierto que una gran parte de la población puede tener acceso a este tipo de armas siempre y cuando cumpla un mínimo de requisitos, en USA, es mucho más sencillo. Pero hablamos de francotiradores, no de pistoleros.Hay que conocer el arma, sus características, sus virtudes, sus defectos, que tipo de munición utiliza, que carga de pólvora contiene la bala, si hay viento, la óptica, etc.

Pero centrémonos en el blanco. El objetivo fue la cabeza, podía haber escogido otra parte de su cuerpo, con otra bala de mayor calibre y a buen seguro no hubiera fallado. Le hubiera provocado importantes heridas, posiblemente causándole la muerte. ¿O tenía chaleco antibalas? Disparar a la cabeza y acertar supondría un “éxito asegurado”, pero es un blanco móvil de 20 x 20 ctms. … a 140 metros, tirador inexperto, demasiado joven para tener los
nervios templados, posición incómoda para un tiro o tiros precisos, como dije rodeado de la élite en seguridad y el colmo de los colmos, ¡ visualizado, localizado y advertido el supuesto servicio de seguridad!.
Un pequeño giro imprevisto de la cabeza de Donald Trump, provoca el milagro.

¡Y cómo no! Una vez más el ejecutor es ejecutado. La responsable de la seguridad tenía, en un principio la desvergüenza, yo diría que el grave delito, de no dimitir,¿ a qué esperaron  a cesarla?, ¿a que esperaron a investigarla?, ¿a detenerla? ¿ o es que tenía que haber sido asesinado Donald Trump?. Interrogantes que quedan, de momento en el aire, tras reconocer esa señora que es el peor de los casos surgidos en muchos años. Bueno…ya está en la calle…¿solo eso?

Dicen que no hay dos sin tres,¿ cuándo y cómo será el próximo intento?. Porque lo que está claro es que el candidato del partido republicano, les molesta y mucho al partido que está en el poder. El demócrata, cuyo símbolo es el burro…

De momento este magnicidio, ha sido evitado. Ya se verá si vuelven a intentarlo, eso sí animadores a ello hay y muchos, sobre todo, es de suponer,  en el partido demócrata, que se encuentra en un enredo, con un Presidente senil, que tiene acceso al maletín nuclear, resistiéndose a que lo releven de sus cargos y permaneciendo ajeno a una guerra intestina de los oligarcas del partido demócrata.que han buscado, inicialmente, un relevo  para neutralizar a Donald Trump.
En la primera ocasión, nadie esperaba, que Trump ganara las elecciones que le hizo Presidente.
En la segunda, perdió las elecciones, digamos que fue por la mínima. Dejémoslo ahí. Y ahora en la tercera, desesperados ante lo que parece evidente, una derrota de los demócratas y victoria de Trump, ocurre lo que ocurre. “Qué casualidad tan casual”
De momento no se produjo un crimen, para cambiar un posible destino de los Estados Unidos de Norteamérica.