Enrique Barrera Beitia
En la pasada década de los noventa el concello de Ferrol daba el servicio de agua de manera directa y satisfactoria. Abrías el grifo y salía agua en perfectas condiciones para el consumo, había superávit económico y la mayor crítica que hacían los vecinos es que muchos recibos no se cobraban. Para solucionarlo sólo había que contratar más personal, y para dar mayor agilidad a la gestión lo aconsejable era crear una empresa municipal, porque les basta respetar las leyes para funcionar mientras que las administraciones funcionan ajustándose a la legalidad, que no es exactamente lo mismo. No se trata sólo de no cometer delito sino de dar respuestas más rápidas a los problemas del día a día.
Sin embargo, el concello apostó por crear una empresa mixta (Emafesa) delegando la gestión en la parte privada. En esos años la moda era pregonar que cualquier servicio privatizado funcionaba mejor que cualquier servicio público. Yo era concejal y voté en contra, argumentando en el pleno que íbamos a tener la misma agua pero a precios más caros. No sólo fue así, sino que los vecinos de los concellos de la ría a los que Emafesa da servicio pagan menos que los ferrolanos, algo difícil de entender.
Desde su fundación, la gestión de Emafesa ha sido muy polémica, y hubo un momento en que se barajó la
posibilidad de recuperar el servicio por claro incumplimiento del contrato relacionado con el cobro de la tasa de saneamiento cuando no se saneaba, pero hubo miedo por las posibles consecuencias patrimoniales a los responsables de la votación. Los abogados de Emafesa supieron hacer su trabajo a plena satisfacción de la parte privada en detrimento de la parte pública, pero esto no debe sorprender a nadie. El movimiento ciudadano contra Emafesa fue muy activo, pero vino la pandemia y hubo problemas más importantes que gestionar, y seguramente por esta caída de atención Emafesa siguió acumulando actuaciones cuestionables. Sirva como ejemplo, que el actual alcalde ha presentado al pleno de Ferrol para su aprobación, porque supongo que no ha tenido más remedio, las cuentas de Emafesa de los últimos años, las mismas cuentas que se negó a votar en agosto de 2022 cuando las presentó el anterior alcalde porque sería “temerario e irresponsable”.
Ahora vuelve de nuevo a plantearse la recuperación del servicio, pero yo me conformaría con el compromiso de esperar a que finalice el contrato en 2030 para gestionarlo con una empresa municipal.
Intentar adelantarse supondría tener que pagar una importante indemnización a la parte privada por “cese de lucro”, y es que privatizar es tan fácil como sacar la pasta de dientes del tubo, pero rescatar el servicio es tan complicado como intentar reintroducirla, así que mi mayor temor es que antes de esa fecha, con toda seguridad en el siguiente mandato, la parte privada maniobre para conseguir una prolongación del contrato ofreciendo diversas contrapartidas al concello.
Excelente acercamiento al análisis de EMAFESA, pero lejos de la profundidad requerida.
Si, pusieron grifos, pero se olvidaron de recogerlas después de su uso en lavadoras, inodoros, limpiezas varias, añadiendo desprecio al medio-ambiente.