El obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, protagonista en ‘Conversas no Parador’

Fernando García Cadiñanos en ‘Conversas no Parador’ | Galicia Ártabra

Por primera vez en la larga historia de las ‘Conversas no Parador’ organizadas por el Club de Prensa de Ferrol en el Parador de Turismo el protagonista era este miércoles el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Monseñor Fernando García Cadiñanos.

En su intervención quería, en primer lugar, destacar la labor de los medio de comunicación “como altavoz de la sociedad”, destacando que “ponen voz a cosas que a veces pasan desapercibidas”, haciendo suyas las palabras del Papa Francisco en referencia a que los periodistas deben “cuidar el cuaderno y recoger lo que pasa, el bolígrafo sirve para usar un pensamiento y cuidar la mirada para observar la realidad desde la clave de la verdad y que no se imponga la ideología.”

En estos más de dos años que lleva al frente de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, reconocía sentirse “muy bien tratado” por la sociedad de Ferrol y el objetivo de su presencia en estas ‘Conversas no Parador’ era descubrir que la Iglesia sea noticia “y reflexionar como tiene que serlo.”

Se lamentaba que, en ocasiones en los medios de comunicación “parece que hay una ocultación de lo religioso y eclesial” y se fijan en las “anécdotas y no en lo esencial o en lo escandaloso que, a veces, también existe.

Fernando García Cadiñanos quería poner el foco en lo que aporta la Iglesia a la sociedad “con muchas personas con historias maravillosas y hermosas, que no sale en las primeras páginas, pero con un trasfondo fundamental y en lo religioso hay historias preciosas”, predicando con el ejemplo al estar acompañado en la mesa por integrantes de Cáritas y de colaboradores de la diócesis en instituciones penitenciarias. El peso comunitario que tiene lo religioso “hace mucho bien a las personas, aportando mucho valores y ética.

La preocupación por el índice de suicidios

Uno de los principales motivos de preocupación del obispo de Mondoñedo-Ferrol era el índice de suicidios, un tema muchas veces tabú en medios de comunicación, afirmando que en la provincial de Lugo “en los últimos días se han enterrado a dos personas por suicidio, siendo una de las provincias con mayor índice.”

En el suicidio “se juntan múltiples temas y la razón última es la falta de esperanza y de horizonte”, queriendo poner en valor a la Iglesia como faro de “esa esperanza”, en una sociedad “que está desesperanzada para los jóvenes y ahí se está yendo para atrás.” En la delegación de juventud de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol “quiere dar con la clave de la esperanza” y una de sus próximas actividades será realizar el Camino de Santiago, en la que participarán más de cuarenta personas “en una ayuda con pequeños gestos.”

En relación a las personas mayores, quería destacar el proyecto ‘Convivindo’ realizado por Cáritas, con tertulias tres tardes a la semana “para intentar salir de la soledad.”

Fernando García Cadiñanos en ‘Conversas no Parador’ | Galicia Ártabra

Los cambios en la Conferencia Episcopal

La semana pasada tenía lugar la 124ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, con la renovación de todos los cargos, excepto la del Secretario General, saliendo en primera votación como nuevo presidente Monseñor Luis Argüello, en una nueva organización donde el obispo de Mondoñedo-Ferrol será el director de la subcomisión de Migraciones y Movilidad, tras haber desempeñado en el anterior mandato su labor en las instituciones penitenciarias.

Ante estos cambios, el obispo de Mondoñedo-Ferrol quería destacar la “libertad impresionante” para poder elegir al presidente “dentro del diálogo de la Conferencia Episcopal y de la Iglesia, algo de lo que deberían aprender los partidos políticos.”

Las migraciones son el “gran reto” del futuro de la sociedad para poder “crecer en la interculturalidad”, dando a conocer una conversación mantenida este martes con el padre Agrelo “mostrándose sorprendido por la noticia del apadrinamiento de 57 burros por parte de personas ricas, pero luego no lo quieren hacer por las personas que cruzan el Estrecho.”

En España la población inmigrante “está plenamente integrada en el país”, con una media de edad de 37 años, mientras que la de los autóctonos es de 45 años. En índices de desempleo y precariedad “hay índices del 50%, algo que vemos diariamente en Cáritas” y tan solo el 15% de los migrantes recibe subvenciones “frente al 50% de los autóctonos.”

Fernando García Cadiñanos volvía a hacer referencia a las palabras del Papa Francisco, sobre el que se ha pronunciado en múltiples ocasiones, “queriendo conjugar los verbos acoger, promover, proteger e integrar”, poniendo en valor tres proyectos de la Conferencia Episcopal que ya están en marcha como el de hospitalidad atlántica, los corredores de hospitalidad y la mesa del mundo rural.

El patrimonio de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol

Otro de los temas que preocupaba el obispo de Mondoñedo-Ferrol era el estado del patrimonio y su seguridad, poniendo como ejemplo las iglesias que forman parte del Camino de Santiago, donde les gustaría contar con la presencia de voluntariado que pudiera abrir los templos en determinadas horas del día o a través de administraciones públicas, como sucede en algún caso. Fernando García Cadiñanos reconocía haber solicitado ayuda a la Xunta de Galicia “pero no he recibido respuesta.”

Una de las posibilidades, sin que tenga que estar el templo abierto, podría ser “colocar algún tipo de reja, con iluminación, para que se vea el interior, como sucede en algunas iglesias en Lugo”, aunque siempre con la preocupación del tema de la delincuencia “que es la picaresca humana, por lo que siempre hay que hacer la llamada de atención dentro de los órganos internos.”

La presencia de la mujer en la Iglesia

Fernando García Cadiñanos también hablaba de la presencia de la mujer en la Iglesia, realizándose actualmente “un proceso de reflexión interna”, ya que sin ellas “la Iglesia no podría subsistir.”

En el ámbito institucional “hay que dar mayores pasos a la mujer en la toma de decisiones” y, a día de hoy, “falta acoger las consecuencias del Concilio Vaticano II y, en este sentido, hay que seguir caminando.

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