Enrique Barrera Beitia
La confección de la lista socialista provincial para las elecciones autonómicas ha provocado dudas sobre la influencia de la agrupación ferrolana, ya que su primer afiliado figura en el puesto ocho. Sin embargo, ha pasado desapercibido que el número cuatro en la lista, Aitor Bouza Manso, vivió y se crió en el ferrolano barrio de Caranza. Lo conozco perfectamente porque fui su profesor y puedo acreditar su valía
personal e intelectual. Es abogado, es joven y actualmente trabaja como asesor del Grupo Parlamentario.
Para mí es importante tener a alguien que conozca la zona y que quiera y sea capaz de llevar los asuntos de Ferrolterra al parlamento, así que este tipo de debate es importante dentro de la vida orgánica de una agrupación política, pero no lo es a otros niveles, aunque es comprensible que los adversarios políticos busquen estas polémicas para no hablar de los asuntos que afectan a nuestra comarca.
Veamos algunos ejemplos:
Desde la consellería de industria de la Xunta no se ha hecho ninguna contribución a cofinanciar el dique flotante de Navantia, una estructura demandada por los trabajadores para completar las inversiones de la Administración Central. No se puede aducir falta de fondos, ya que la citada consellería cierra un año tras otro su ejercicio presupuestario con importantes remanentes.
La consellería de pesca tiene sometida a nuestra ría a un abandono casi total. En los últimos años se han cancelado muchos permisos de marisqueo a pie, y la alta tasa de mortalidad de los bivalvos ha desplomado las capturas de almeja. Pese a la gravedad, el estudio integral de la ría con sus alternativas y soluciones todavía no se ha entregado.
Los nuevos proyectos industriales en As Pontes, están ligados a la existencia de energía intensiva generada por parques eólicos cofinanciadas por los fondos europeos, un dinero logrado por el gobierno central. La Xunta comparte la gestión para hacer creer que es ella la que da el dinero, pero su intervención ha desembocado en un marasmo burocrático y es numerosas denuncias en los tribunales que paralizan y ponen en riesgo estos proyectos.
Tampoco hay un plan adaptado para revitalizar el territorio de Ferrolterra, Eume y Ortegal alejado de la autopista. Son concellos muy grandes en superficie pero muy escasos en población, que además está muy envejecida. No sé a ustedes, pero a mí me deprime mucho viajar por esas carreteras interiores y ver tanto terreno fértil y húmedo convertido en matorral, o con suerte, plantado de eucaliptos.
Fíjense que no digo que los planes de la Xunta para estas áreas está fracasando, si no que sencillamente no hay planes.
En definitiva, todas las iniciativas que están alimentando el crecimiento económico en Ferrol corresponden al gobierno central, mientras que la Xunta de Galicia, que dispone de competencias y recursos económicos para ayudar, adopta una actitud displicente y más dada a enfrentarse a la administración central que a colaborar con ella.
Mucho me temo que en esta campaña electoral no se discutirán los problemas reales de Galicia y de Ferrol, sino que se hablará de Pedro Sánchez; se trata de poner unos árboles, no todos del mismo tamaño, para que no se vea el bosque.