14 de abril: República y Jueves Santo

Enrique Barrera Beitia

Tiene su morbo que este año coincida Jueves Santo con el 14 de abril, efemérides de la Segunda República. ¿Era realmente democrática? ¿Inauguró una etapa de violencia? Intentaré dar respuesta a estos dos interrogantes con total sinceridad.

¿Era democrática?

La Segunda República era un régimen homologable a otras democracias europeas de los años treinta, aunque su entramado institucional no estaba tan pulido como el de Reino Unido o Francia, por lo que no conviene idealizarla en exceso. Nació con un problema tan grave como el de encajar tres sectores sociales muy desavenidos entre ellos: una parte de las clases medias deseosas de combinar el orden social con unas reformas modernizadoras que eran inaplazables, una clase trabajadora que oscilaba entre aceptar este marco reformista o apostar por una revolución social, y un bloque contrario a la democracia que deseaba el regreso de una monarquía autoritaria y confesionalmente católica.

La enorme rapidez del cambio, se tradujo en una Constitución que no había sido consensuada con los sectores conservadores de la sociedad, y en la continuidad de una Ley de Orden Público heredada de la dictadura primoriverista, demasiado autoritaria y que provocó muchos e innecesarios conflictos con los anarquistas, con los que simpatizaban según los cálculos, entre el 15-20% de la población.

Podemos señalar también dos leyes republicanas especialmente perturbadores:

a) La Ley Electoral que daba el 75% de los escaños a la lista más votada en cada provincia, lo que provocaba sobre representación de las mayorías, un defecto importante porque a lo largo de toda la República, hubo cierto equilibrio entre votos de derechas y de izquierdas.

b) La Ley de Defensa de la República, que por su ambigüedad permitió dar cobertura legal a que durante muchos meses estuviesen vigentes estados de alarma que suspendían los derechos constitucionales, incluyendo la suspensión temporal de periódicos (tanto de derechas como de izquierdas) sin una sólida
fundamentación.

Lo normal es que todos estos defectos fueran corrigiéndose con el paso del tiempo, pero como todos sabemos, la República no contó con ese tiempo extra.

¿Era violenta?

Como régimen político la República no era violenta, pero la sociedad española sí lo era de manera innata o natural, porque la violencia estaba presente en el día a día, en las fiestas o en los bailes, y esta violencia era anterior al 14 de abril de 1931. El Anuario del INE recoge en los tres últimos años de la Dictadura de
Primo de Rivera 18.927 muerte violentas, y la celebración en los tres primeros años de la República de 7.353 juicios por delitos “contra la vida y la integridad corporal” que no tenían relación con las disputas políticas o sindicales, lo que apunta a un cambio de tendencia que a muchos puede sorprender.

El 30 de enero de 1943, el Ministerio de Trabajo publicó un informe denominado “Movimiento Nacional de la Población Española. Año 1935”, y sin que sepamos la razón recogía la cifra de 301 homicidios y asesinatos cometidos ese año en el marco de los delitos comunes, lo que supone 1.2 asesinatos por
100.000 habitantes.
Sabemos que en 1935 había en las cárceles un preso por cada 2.535 habitantes, y que en 2018 había un preso por cada 783 habitantes, y 0.7 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Dicho de otra manera, ahora cometemos más delitos comunes (puede que tres veces más) pero menos asesinatos (casi la mitad).

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Un comentario

  1. Interesantes datos y reflexiones