Inés Rivadeneira, «Acta est fábula»

Julia Mª Dopico Vale

El mundo de la lírica se conmocionaba esta semana con la noticia del fallecimiento a las ocho y diez de la tarde del domingo, día dos de agosto, de una de las grandes voces de nuestro país, la de la mezzosoprano Inés Rivadeneira, la cantante nacida en Lugo y vinculada a Ferrolterra, ya que su padre, Manuel Rivadeneira Villasuso-Moscoso, fue nacido en Ortigueira.

La artista que consiguió hacer realidad su sueño llevando a cabo una brillante carrera que la condujo a actuar en escenarios como el Royal Albert Hall de Londres o el New Theatre Oxford. Las más prestigiosas revistas de música- Scherzo o Codalario-, se hacían eco de la pérdida de la cantante que protagonizó roles como el de Candela en el Amor Brujo de Falla, bajo la dirección de Igor Markevitch (de la que se conserva grabación histórica), Carmen de Bizet, Doña Bárbara en estreno absoluto de El Hijo Fingido de Joaquín Rodrigo y de numerosas zarzuelas como Doña Francisquita con Alfredo Kraus en la reapertura del Teatro de la Zarzuela, con la que permaneció en cartel durante casi tres años.

Una de “las grandes” que compartió escena con figuras como Montserrat Caballé, Carlo Bergonzi o Victoria de los Ángeles. Coronada con el Premio Fin de Carrera y el extraordinario Lucrecia Arana, la deslumbrante estela interpretativa de Inés Rivadeneira va acompañada de una intensa labor docente desde su cátedra en la
Escuela Superior de Canto de Madrid, ejerciendo como profesora hasta su jubilación, si bien siguió aconsejando a cantantes y también a actores en el uso correcto de la voz, algo en lo que era experta, desarrollando incluso gracias a sus conocimientos e intuición fórmulas eficaces para el tratamiento de nódulos que despertaron el interés de los especialistas. José Sacristán, Rossy de Palma, Marta Sánchez o Gabino Diego son algunos de los artistas contemporáneos que han tenido el privilegio de recibir enseñanzas de “una de las mejores cantantes líricas españolas del S.XX”. Asentada en su casa de la Calle San Nicolás, próxima a la Plaza de Oriente, en el Madrid de los Austrias, mantuvo vivos los afectos que la prendían a su Galicia natal: El de la música, interpretando canciones de nuestra tierra, como en los programas de lied acompañada por María Gorostiaga , “embelasada por la cadencia del habla”, como dijo en una ocasión; el familiar, a través de la entrañable relación con su prima Dña. Elisa Moscoso, profesora de lenguaje musical – hoy jubilada- en el Conservatorio coruñés, con la que mantuvo siempre una unión estrecha y muy especial ; el de los amigos, como el pintor Rafael Úbeda, el “Kandinsky Gallego”, al que la artista apoyó en sus inicios en la capital forjándose entre ellos un afecto que duró toda la vida o el de sus alumnos, como Julián Jesús Pérez Fernández, autor de su biografía autorizada: “Inés Rivadeneira. Una vida para el canto” que se presentaba en 2019 en el Teatro de La Zarzuela y también como parte de las actividades paralelas en la programación lírica de “Amigos de la Ópera de A Coruña”, entidad para la que actuó “la   Rivadeneira” años atrás en Un ballo in maschera o en Las Golondrinas y que la recordará dedicándole las dos representaciones de La verbena de la paloma que tendrán lugar en el herculino Teatro Colón los días 4 y 5 de septiembre.

Las cenizas de Inés Rivadeneira permanecerán en la sepultura de la familia Moscoso-Vázquez, en el cementerio coruñés. En su memoria se ofició una misa en la Iglesia de San Bartolomé de Pontevedra y próximamente se hará en la histórica Iglesia de Santiago de A Coruña, respetando el profundo sentido religioso que acompañó la vida de la gran artista para quien ahora, irremediablemente y con nuestro pesar, termina la función.

 

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2 comentarios

  1. Felipe Cid Domínguez

    Ines Rivadeneira fue una gran figura que paseó por el mundo su incomparable voz de mezzosoprano.
    Una pérdida irreparable su deceso.