Carlos A. Barcón Teruel-(Lcdo en Ciencias Políticas)
La primavera suele ser una estación hermosa, sin duda, pero desconcertante por imprevisible. Lo mismo se pone a llover a cántaros o sale el sol radiante, lo que nos llevaría a cantar aquello de «cuando llueve y hace sol, anda o demo por Ferrol». Pero la primavera es muy generosa. Aparte de las flores, nos llegan
gratas noticias de cierta esperanza para la Ciudad.
El diputado del PP JJ Juncal lo explicó meridianamente bien, alto y claro, en relación con el presente y
el futuro de nuestra industria naval y militar, lo que nos hace pensar en tiempos de esperanza, de buena esperanza, para nuestro sufrido Ferrol. Y es que la esperanza es como la levadura, insignificante y fuerte a la vez. Y de la misma se ha dicho que es «la vida de la vida», y que mientras hay vida hay esperanza.
Y por eso seguimos teniendo esperanza, incluso soñando, en ese progreso tan necesario para la ciudad, de que vuelva a ser lo que fue dada su siempre vinculación a la construcción naval, a la Armada… y que se siga en esa necesaria línea de construcción de barcos, que ahora se anuncia con fuerza, en el deseable retorno de algunos de los buques de la Flota, de la implantación de la Capitanía General, aunque sea con otro nombre y competencias, y hasta se podría soñar con traer la prestigiosa Escuela Naval de Marín.
Y es que ya se sabe….la esperanza es lo último que se pierde.