Julia Mª Dopico Vale-
La noticia musical de esta semana en Ferrolterra es el concierto de la Orquesta Joven de la OSG abriendo el año musical de la Sociedad Filarmónica Ferrolana bajo la dirección del “histórico” Krzystof Penderecki, el compositor perteneciente a una explosiva generación musical que surge en la Polonia de mediados del S .XX dentro de las corrientes de “vanguardia” que adoptan la música serial y aleatoria como modelos de creación y de los que el propio Penderecki se convertirá en ejemplo para otros que siguen las mismas tendencias planteando el “sonorismo” como fórmula para un nuevo lenguaje musical.
Penderecki sigue siendo el principal embajador de esta música de “vanguardia”, el mito viviente de lo que vino a llamarse “Escuela Polaca”, dirigiendo esta vez a la joven orquesta nutrida principalmente por el alumnado de los conservatorios de Galicia que se las vieron nada más y nada menos que con la Metamorphosen, el Concierto para violín Nº 2 del celebrado autor, obra densa y conceptual, ejemplo y cristalización de sus propias técnicas de producción, marcada por los “glisandi” y los “pizzicatos” de unos misteriosos y lejanos violines que en manos de los jóvenes intérpretes y la solista, Sayaka Shoji, sonaron con absoluta dignidad.
Más amablemente prosiguió la segunda parte con la Sinfonía Nº 7 en re menor de Dvorák, el que “componía por placer” y que con placer escuchamos en el transcurso de sus líricos y luminosos compases impregnados de poesía y emoción. En el Palacio de la Ópera coruñés y con la Sinfónica de Galicia pudimos escuchar nuevamente a Penderecki: su Polymorphia y dos estrenos en España, el Concierto para violonchelo Nº 2, de carácter íntimo y tensión emocional con el solista Adolfo Gutiérrez Arenas, de gran proyección internacional y la Sinfonía de Navidad, marcada por la condición de católico alla polacca del compositor. Una oportunidad única en nuestra semana musical.
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