Otoño

veloso-articuloRamón Veloso-(ramonveloso@ramonveloso.com)
Hace ya más de dos meses del equinoccio de otoño y todavía ahora empezamos a sentir sus secuelas otoñales, prueba del cambio climático que tiene despistado a la naturaleza. Para convencer a los escépticos de tal cambio, sobran ejemplos sin necesidad de análisis sesudos como es comprobar que podemos recolectar fresas a finales de octubre o ver florecer árboles frutales en pleno noviembre.

Aun así todo llega. Por fin dejamos atrás el rescoldo de los calores del ocaso del verano y podemos sentirnos vivos con el frío que nos envuelve. Aunque dentro de las ciudades es difícil sentir los efectos en el paisaje de los cambios estacionales, ya empiezan a predominar en los parques colores marrones, amarillos, rojos y púrpuras con el pavimento lleno de hojarasca. Es la muestra del fin de un ciclo y la preparación para la renovación de la vida que despuntará la próxima primavera. Y como en la naturaleza hay de todo, sucede que a la vez que la mayoría de los árboles mudan su piel, hay otros que lucen su esplendor como las camelias que se preparan para florecer en el inmediato invierno, los rododendros que despliegan sus hoja nuevas o los acebos que lucen sus verdes brillantes llenos de bayas transitando del verde al rojo.

Es época de setas, buenas compañeras de la caza, y de acercarse a un puesto de castañas para disfrutar del calor de su hogar y degustar una docena de ellas, riquísimas, especialmente si son de Ourense.

El otoño también trae ritos que repetimos anualmente. Es la época de volver el día de difuntos a nuestros lugares de origen para recordar a nuestros muertos dando color a los cementerios con una explosión floral. Es tiempo de celebración de magostos, de samaines y su versión americana, el hallowen, introducido en España en su versión más infantil del truco o trato, trick or treat, travesura o dulce.

Y ahora, encaramos el final del otoño con la fiesta más importante de España, la conmemoración del aniversario del referéndum de la Constitución celebrado el miércoles seis de diciembre de 1978. Hoy es también el inicio del alumbrado navideño en la mayoría de las ciudades del país acompañado de un consumismo en exceso que pretende marcar el ritmo de la vida desplazando a la religión. Pero eso ya es otra historia.

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