La Copa de la Confederación de Fútbol

Juan Cardona CJuan Cardona Comellas-(juan@juancardona.es)

Una vez más hemos asistido al bochornoso espectáculo de la final de la Copa de S.M. el Rey organizada por la Real Federación Española de Futbol. Uno de los finalistas resulta que es «més que un club» y como tal no tiene las mismas obligaciones que los demás equipos que compiten que simplemente «son un club».

La primera contradicción de la RFEF: no se puede llamar federación (implica igualdad de derechos), y debería de cambiarse por «confederación», ya que implica distintos derechos y deberes entre los socios.
Viendo lo sucedido en las últimas finales en las que intervino el Barça (nadie discute su calidad jugando al fútbol) en las que se ofendió a S.M., que presidia el acto, con pitadas y abucheos al monarca, organizados desde grupos afines al independentismo amparándose e invocando la libertad de expresión hacen que la RFEF, al consentirlo, pierda su segunda seña de identidad: «Real». En los mismos actos los seguidores del Barça, al menos los independentistas de pro intentan ofender (no ofende quien quiere) y acallar al himno español pretendiendo que la bandera estrellada independentista (un remedo de la tradicional «senyera» con un toque caribeño) se imponga a la bandera nacional; se cae del frontispicio el tercer pilar, el adjetivo «española».

Ante el comportamiento reiterado de la afición independentista del Barça, el señor Villar debe de tomar una decisión: prescindir del FC Barcelona en la competición de la Copa o cambiar la denominación social de la RFEF, que quedaría en CF (Confederación de Futbol). Mucho me temo que viendo por donde respira don Ángel haga un pase «trilero» y continúe con las mismas siglas oficiales pero con el espíritu confederal.

A esta afición «culé» que pita y grita en contra de los símbolos de España no les vendría mal mirarse en el espejo de los aficionados de la selección Irlandesa de Rugby, que dieron hace unos años (2007) una lección de educación al mundo al recibir en su santuario sagrado de Croke Park a la selección Inglesa en el torneo «Seis Naciones». El recinto deportivo que fue testigo de las brutalidades del «Domingo Sangriento» de 1920 donde paramilitares británicos asesinaron a 14 irlandeses, fue el elegido para el partido internacional contra Inglaterra. El público asistente dio la lección de «saber estar» más emocionante que recuerdo. El minuto que duró el cántico del «God save the queen» fue seguido en silencio absoluto por la afición irlandesa. Ver los rostros y ojos húmedos de los jugadores sigue emocionando al recordarlo. Vamos, lo mismo que los vociferantes independistas barcelonistas haciendo uso de su superior «seny catalán».

Ya que estamos con el «seny catalán» ¿No es de bien nacidos respetar lo mismo que quieres que te respeten? El saber estar, la educación y los «valors» que preconiza el Barça no encuentran acomodo en el comportamiento de los hinchas independentistas. La ley del embudo no funciona a requerimiento de parte. Se lo tienen que hacer mirar, en especial los responsables políticos, la federación y los millones de seguidores, que no se consideran «independentistas» y que apoyan al Barça aunque sea «algo més que un club».

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2 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo.

  2. Muy bien dicho. Es increíble que quienes piden respeto sean los que menos respeto demuestran.