De lo privado y lo público

Juan Ángel Sanz Aneiros-Licenciado en Humanidades

Cualquier persona como particular es libre de pensar lo que quiera y de acomodar sus acciones a su pensamiento, siempre que esté dentro de la ley y respete a los demás, por lo menos en lo que llamamos un estado democrático, las dictaduras sean del signo que sean son otra cosa.

Pero esa libertad que la persona tiene como ente, se pierde o debe de perderse cuando baja a la arena pública y pasa a tener un cargo. Entonces se debe a aquellos que lo han elegido o no, pero a los que por lo menos en teoría representa.

A que viene todo esto os estaréis preguntando muchos y que otros tantos os habréis dado cuenta de por donde van los tiros. Es la respuesta a todos aquellos ediles a los que el cargo parece que les viene un poco grande y que con la disculpa del ateismo y del estado laico, no se dan cuenta de que ya no son meros seres privados y que representan a su pueblo y que por ello deben de estar en ciertos actos les guste o no, ya que van inherentes a su cargo, y en ese instante dejan de ser fulanito de tal o menganita de cual a ser el Señor o la Señora alcalde o alcaldesa de … y ya deja de tener valor lo que tú piensas para tenerlo lo que piensan las almas a las que representan, y que estoy seguro a muchas no les ha gustado su falta en ciertos actos.

Para todos ustedes que se dediquen a la vida pública recuerden una cosa es su persona y otra su cargo, y cuando se pone la chaqueta de los segundo lo primero es accesorio.