María Fidalgo, Doctora en Historia.
Hace tiempo desde estas páginas de Opinión hacíamos un recordatorio de la trayectoria del pintor Juan Galdo, un artista ferrolano con más de medio siglo de carrera artística a sus espaldas y que trabaja y vive al margen de los circuitos artísticos.
No por ello, y sin rencor alguno a una ciudad que no le reconoce como debería, ha perdido la ilusión y sigue trabajando con el mismo ímpetu que cuando su ansia de aprender le llevara a París,siendo mozo, tras una formación inicial con Segura Torrella, en un viaje sin retorno artístico que le marcó para siempre.
Y lo extraño y valioso es que aunque sigue investigando y sigue trabajando alternando técnicas, formatos, y temática sigue siendo siempre él…,con esa fuerza bruta que tienen los artistas auténticos, esos como Juan Galdo que tienen una personalidad intensa. Personalidad, que en Galdo, aunque amparada siempre por un preciso dibujo, está completamente dominada por el color, un color siempre rabioso y sorprendente y que sigue estando ahí, hasta incluso cuando aborda acuarelas más líricas.
Resignado desde hace tiempo a que la pintura sea para él sólo sea una afición y con su familia su razón de vivir- que no es poco- espacia y segmenta sus apariciones públicas, salvo aquellas muy especiales o en las que el lugar donde vaya a ubicarse su pintura empatice con él….
Su última gran exposición, tuvo lugar en el Torrente Ballester, no sólo con gran éxito de crítica y público, sino sobre todo porque para Galdo fue un encuentro de amigos y aficionados al arte de verdad que quisieron demostrarle que aunque no aparezca en los medios, aunque críticos obtusos del mundo del arte apenas reparen en él.. sigue ahí…. con la fuerza arrebatadora de sus pinceles y una sencillez y bonhomía que cuando te habla, te hace olvidar su veteranía en el mundo del arte y los años que tiene y parece que hablas con ese chiquilllo que salió de Ferrol para irse a París..
Estos días, una oferta de una galería neoyorkina para que exponga su obra en la ciudad de los rascacielos, nos sorprendió… no porque no esté a la altura, que lo está y más en una galería especializada en fauvismo, espacio donde Galdo se mueve como pez en el agua.
Aunque contento y satisfecho de que alguien en la centro de la urbe mundial haya reparado en su obra a través de la red y de su página web- muy recomendable- Galdo renquea…Ya es un poco tarde.. . Y es que aunque Nueva York y Ferrol comparten y miran al mismo océano… miles de kilómetros las separan, muchas horas de vuelo, su gran compañera Mari con salud delicada… y Galdo no marchará … se quedará aquí en su hogar, donde se acaba el mar.
Galdo lo cuenta sonriente, casi como si tal cosa, aunque con los ojos más brillantes .. y sigue pintando feliz y con gran dedicación en su colorista estudio del Inferniño, atiborrado de obras maravillosas en escaleras, paredes y donde pongas la vista … Allí siempre tiene tiempo para mostrar a propios y extraños sus nuevos lienzos y como caballero, se quita la bata verde impregnada de pintura para invitarte a un café y charlar de pintura y sus nuevas ideas
Nueva York se lo pierde, maestro… Lo incomprensible es que muchos de los que están aquí también.