Fallecimiento de Juan José Zaera Ríos

fallecimiento-2A los setenta años de edad ha fallecido este domingo, día 27, en nuestra ciudad Juan José Zaera Ríos, jubilado, funcionario del Banco Exterior de España.

El acto del sepelio se efectuará este martes, día 29, a las cinco de la tarde en el cementerio municipal de Catabois y a continuación, a las 19.00 horas se oficiará un funeral por su eterno descanso en la iglesia castrense de San Francisco.

A sus hijos Xavier y Albert, y demás familia, a su hermano Eliseo persona muy ligada a los movimientos sociales y culturales ferrolanos, desde Galicia Ártabra les enviamos nuestro más sentido pésame.

Capilla ardiente en el tanatorio Artabria, Polígono de A Gándara

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Un comentario

  1. Juan José:
    Confío que sea cierto y que este tránsito sea como una puerta giratoria de acceso a otro mundo por estrenar, límpido y diáfano, una nueva sala de juegos, donde nos cambian la algo ajada indumentaria y nos volveremos a encontrar para vivir con Rogelio (y mas tarde con Olegario) parecidas y gozosas experiencias de nuevo.
    Los primeros pitillos Ideal hechos de amarillas hozas de mazorcas (Los Diana y Bisonte eran lujos dominicales) detrás de la iglesia del Pilar donde nos ocultábamos de las vigías familiares. Allí bajo la tutela de los desconocidos ángeles de la cara oscura del templo: Belisario y Pelouro protectores de los niños “malos” sufríamos voluntariamente aquellos ritos de iniciación, aquellas duras pruebas del proceso de hacerse mayor: “El hombre que sabe fumar echa el humo después de hablar”.

    Volver a ver tu número cirquénse de doma de la negra fiera del Moro con tu restallante látigo y tus estentóreas risotadas; que no me atrevo a decir qué era lo que más temor infundía a la canina bestia que, con lo chulo que era, verte aparecer y emprendía la fuga escaleras arriba.

    Y revivir las aventuras marítimas:

    Los primeros baños en Caranza lanzándonos a chapotear como Tarzán desde alguna ocre roca terrosa.

    En el Muelle o en las Piedras sentir como del extremo del sedal se transmitía a nuestro dedo el nervioso tironeo de las picadas de los panchitos, la excitación de sentir su resistencia y hacerlos saltar del agua y extraerles el anzuelo.

    ¡Éramos capaces de conseguir comida ! Qué orgullosos cuando en casa llevábamos el panchito a la cocina!.

    Lo dicho, espera un poco y nos vemos.