En «One magazine» del Grupo Atenea se ofrece en exclusiva un interesante informe sobre como serán los nuevos buques (BAM) que construirá Navantia y que utilizará la Armada en 2016. Un magnífico trabajo de D.Noriega y J.M. Vera.
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Serán más seguros, aguantarán condiciones más duras, contarán con nuevos hangares… Revelamos cuáles serán las novedades de los dos nuevos BAM de la Armada -ya tiene cuatro de este tipo- que costarán 333 millones de euros.
Los dos nuevos Buques de Acción Marítima –BAM- que recibirá la Armada Española en 2016 serán “más modernos y mejor adaptados a las necesidades actuales” de la institución, gracias a las mejoras que se realizarán respecto a los cuatro de los que ya se dispone, según ha podido saber ONE Magazine.
Estos barcos, según ha explicado la Armada, están “especialmente concebidos” para llevar a cabo operaciones de vigilancia y seguridad marítima, actividades cooperativas de promoción y fortalecimiento de la seguridad, gestionar crisis en escenarios de baja intensidad y apoyar la acción del Estado en el mar.
En concreto, estas dos nuevas unidades podrán “participar en la operación ‘Atalanta’”, contra la piratería, y en los despliegues de la Armada en el Golfo de Guinea, según han confirmado fuentes de la propia institución. Para ello, se han tenido en cuenta las operaciones que ya realiza en la zona, y se han dado a Navantia, la empresa encargada de su construcción, con un contrato de 333 millones de euros, las indicaciones para acometer mejoras en la capacidad de alojamiento, actualizar la documentación de referencia, renovar lo que ha quedado antiguo, corregir las deficiencias detectadas y acomodarlo a las nuevas necesidades de la Armada –como la adecuación para el uso de los helicópteros SH60, que llegarán en 2015-.
¿QUÉ MEJORAS INCLUYEN?
-Contarán con los mejores sistemas de comunicaciones.
-El Sistema Integrado de Control de Plataforma tendrá la última actualización.
-Se adaptará el hangar para el trabajo con los nuevos helicópteros SH60, que llegarán en diciembre de 2015.
-Serán más seguros. Se revisará la aplicación de las políticas en materia de prevención de riesgos laborales y seguridad personal.
-Se mejorará la seguridad física de espacios clasificados.
-Podrán producir agua y refrigeración en condiciones extremas.
-Se estudiará la ampliación de la capacidad de alojamiento, tomando como punto de partida los despliegues de las unidades ya existentes en la operación ‘Atalanta’ y el Golfo de Guinea.
-Habrá más espacio para reclusos.
-Tendrán el mismo armamento, pero es posible que se incluya un montaje de pequeño calibre sobre el puente.
Para la Armada, la decisión de contar con estos nuevos Buques de Acción Marítima se apoya sobre cuatro pilares, ventajosos tanto para la institución como para la seguridad nacional y la industria, en un contexto económico en el que el ministerio de Defensa ha visto muy mermado su presupuesto.
En primer lugar, potencia la visión conjunta de la seguridad marítima en colaboración con otros actores nacionales con responsabilidades en el mar. “La versatilidad del BAM le permite llevar a cabo actuaciones en coordinación con otras agencias u organismos, como la Sociedad de Salvamento Marítimo, el Instituto Español de Oceanografía o la Guardia Civil del Mar”, explican fuentes de la Armada.
Desde el plano económico, contar con seis buques de la misma clase “permite reducir costes de mantenimiento, logística, adiestramiento, etc”, afirman. Además, al tratarse de una plataforma con alrededor de unas 40 personas y un consumo ajustado de combustible, la entrada en funcionamiento de las dos nuevas naves, “redundará en un considerable ahorro de costes y esfuerzo”.
En tercer lugar, la capacidad para efectuar operaciones en vuelo de helicópteros embarcados y vehículos aéreos no tripulados hace que el BAM sea “una plataforma idónea” para misiones de cooperación internacional, como se ha visto en la operación ‘Atalanta’, contra la piratería.
Por último, la adjudicación de un contrato por 333 millones de euros para su construcción a la empresa pública española Navantia, supone un impulso para la industria y es un “escaparate” para el exterior, al construir buques “modernos, muy versátiles y con una capacidad para operar tanto en el litoral como en aguas abiertas” -indican desde la Armada-, “que a buen seguro despertará el interés en aquellos países entre cuyos planes figure la adquisición de buques de estas características”, como puede ser Estados Unidos.