La Semana Santa de Ferrol, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, presume de ser una de las que tiene mayor protagonismo femenino en España, con mujeres integrando tercios, como portadoras de tronos o en cargos directivos, y con mayoría en el número de cofrades.
Frente a las polémicas que han surgido entre las Cofradías de la Semana Santa de otros puntos de España por la presencia de mujeres, la incorporación femenina en Ferrol ha sido progresiva y con una lucha casi silenciosa, que ha permitido que algunos de los tronos sean transportados por mujeres y hombres o exclusivamente por mujeres.
Es el caso de la Virgen de la Esperanza. El trono, de casi 2.300 kilos de peso, será llevado a hombros de 70 mujeres, que también forman parte de uno de los primeros Tercios femeninos de España, fundado en 1984. Las portadoras de la Cofradía de Dolores salen a lo largo de la Semana Santa ferrolana hasta en cinco ocasiones.
Si en este caso las portadoras son todas mujeres, en la procesión de la Señora de los Cautivos de la Cofradía de la Merced, el grupo de portadores, formado por unas cincuenta personas para un trono de casi 1.300 kilos, es mixto.
Aunque a esta situación actual se llegó de forma lenta fue promovida, en algunos casos, por la necesidad. Fue la época de la Transición española la que marcó un antes y un después. Explica la historiadora y periodista Ana Martín que, en un período político incierto, muchos de los integrantes de las Cofradías dieron «un paso atrás», por ideología o para marcar diferencias con el período vinculado al Franquismo y a una tradición que parecía asociarse «con el nacional-catolicismo».
Una etapa que puso en riesgo de supervivencia las procesiones de las Cofradías de Ferrol, ante la falta de integrantes. En este escenario, las mujeres fueron las que dieron «el paso adelante» y comenzaron, «de facto» aunque no oficialmente, a coger las riendas. La obligación de que los cofrades que tenían que participar en las procesiones saliesen de sus viviendas con las cabezas cubiertas propició esta presencia tácita de las mujeres como grueso de las marchas religiosas.
UN TERCIO FEMENINO
Poco a poco su participación se fue haciendo más visible, explica la historiadora. Sin conflictos, pero con recelos por parte del sector masculino, las mujeres adquirieron mayor peso en el seno de las Cofradías. La de mayor raigambre de Ferrol, la de Dolores, fue una de las primeras de España en contar con un tercio -uno de los grupos que integran las Cofradías- exclusivamente formado por mujeres, el de la Virgen de la Esperanza, con su propio trono e imagen, a mediados de la década de los ochenta.
Relata Ana Martín que el escepticismo masculino ante la presencia de las mujeres no llegó a generar conflictos pero sí más de una anécdota. Hace 28 años, ante la ausencia de hombres suficientes para cargar a hombros todos los tronos de la Cofradía de Dolores, las mujeres decidieron asumir la responsabilidad.
La desconfianza masculina, explica Martín, llevó a que los hombres, con «walki-talkies» para estar en contacto, las esperasen en cada esquina del barrio de la Magdalena, para comunicar el momento en el que las mujeres desfalleciesen de su tarea. Pero tras recorrer las distintas calles, las mujeres portadoras llegaron a su destino ante la incredulidad de sus compañeros.
«Llegó a haber hasta apuestas con dinero», recuerda Lola Castro Casares, que durante años fue portadora de la Virgen de la Esperanza y que ahora ha asumido otro rol habitualmente destinado a los hombres, el de mayordomo, el encargado de guiar el trono durante la procesión.
A pesar de estos avances, no fue hasta finales de la década de los años noventa cuando se autorizó la creación del tercio de adultos femeninos, porque hasta el momento había sido solo infantil.
JUNTAS DE GOBIERNO
También supuso un duro obstáculo la presencia de mujeres en las Juntas de Gobierno. «Hubo que pelear bastante, antes eran todo hombres y costó que una mujer entrase en la Junta de Gobierno, ellas trabajaban mucho pero en otras tareas, como colocar flores o coser, y no mandaban», explica Lola Castro. «Costó, pero una vez que estuvo una mujer ya se comenzó a ver como algo más normal», apunta.
Algo que también refleja la propia presencia de una mujer, María del Carmen Arcos, al frente de la coordinadora de las Cofradías de Ferrol.
En las procesiones de la Semana Santa en Ferrol hay mujeres que asumen otras funciones históricamente masculinas, como llevar las cruces o los estandartes. «Cuando ves las cruces a cuestas si te fijas en los pies ves que muchas veces hay más mujeres que hombres», señala Ana Martín.
SEMANA SANTA MUY FEMENINA
No es de extrañar que en esta situación de progresiva igualdad, más de la mitad de las Cofrades sean también mujeres en una Semana Santa muy femenina y para la que Ana Martín sostiene que existe una explicación.
«Las mujeres somos más participativas«, pero además «en Ferrol, por su historia vinculada a la Armada, los hombres estaban ausentes de sus casas largos períodos de tiempo y las mujeres asumían el papel de cabeza de familia y lo hacían para todo, también en las procesiones», apunta.
Aunque todavía queda mucho camino por andar para que las mujeres acaben asumiendo mayor protagonismo con cargos en las Cofradías, el historiador Alfredo Martín destaca, precisamente, esa ausencia de conflictos en la incorporación progresiva de mujeres a tareas masculinas como una singularidad de la Semana Santa de Ferrol. «No se les abrieron las puertas de par en par, pero fue algo que no generó conflicto, lejos de situaciones como las que se han producido en otros lugares de España», explica.
(Europa Press)