Siempre, el fin es el mismo, matar dos pájaros de un tiro. Me explico: Los pájaros son el sostenimiento del ecosistema por una parte y el engrose de las arcas públicas por otra, me refiero al beneficio que las sanciones suponen para ellas. La administración llena sus arcas y poco o nada hace por solucionar el problema que suponen los vertidos incontrolados y la explotación abusiva de los recursos naturales de nuestra ría.
Veamos; el sostenimiento del ecosistema es a todas luces necesario, ya que la permisividad en la explotación de los recursos naturales de que disponemos, o lo que es lo mismo el abuso en la extracción de los productos que la ría nos proporciona lleva indiscutiblemente a su destrucción. No es esto lo único que le afecta, los rellenos, los vertidos, los tapones artificiales, son otros elementos que la dañan, hasta su destrucción, si no los frenamos. Pronto, nuevos rellenos, aprovechando la inminente construcción de la vía del tren a Caneliñas, vendrán a empeorar más aún esta situación, si no se lo impedimos.
El puerto exterior por sí solo es un grave problema ya que su construcción no solo supuso un cambio drástico en la dirección y fuerza de las corrientes por razón del efecto embudo que aquel produce sobre ellas y consecuentemente sobre los fondos de la misma, sino que además, y precisamente por esto, lo que ese tapón supone para el trasiego del agua de las mareas –miles de toneladas- dificultando así la renovación natural de la ría con lo que ello conlleva.
La estación de bombeo, la purificadora de residuos (EDAR: Estación Depuradora de Aguas Residuales) están muertas de risa, y mientras tanto, nuestra ría, biológicamente hablando, se muere, la matamos, si ellos y nosotros ya que también tenemos parte de culpa por nuestra permisividad y la pasividad que demostramos ante la lentitud de que hacen gala las administraciones para solucionar el problema.
Recientemente, en Diciembre próximo pasado, una comisión de eurodiputados eludió pronunciarse sobre la realidad de los índices de contaminación de nuestra ría escudándose en formulismos legales. Desoyeron los informes de los técnicos de la Estación de Biología Marina de la Universidad de Santiago y la de los biólogos de las cofradías de la ría, y con su actuación e informes posteriores parece que se han reído de ellos en sus narices, haciendo además caso omiso de las comprobaciones “in situ” por ellos mismos efectuadas.
Por su configuración, el efecto de las corrientes y la ubicación de los focos contaminantes, en nuestra ría existen zonas bien diferenciadas en lo que a índice de contaminación se refiere, por ello una gran parte de la misma está declarada como zona “C” o de muy alta contaminación, lo que influye directamente en la salubridad de sus “frutos”.
La producción de bivalvos, cada vez más mermada por todas las agresiones enumeradas, está también amenazada por la contaminación. Consciente de ello la administración habilitó unas bateas para depurar el marisco extraído, pero he aquí que, despreciando nuevamente la opinión y consejos de los técnicos, las situaron en la zona menos adecuada para que cumplan su función por la excesiva contaminación existente en las aguas donde las tienen fondeadas.
Los profesionales del marisqueo se quejan de la baja producción, cada vez menor, de nuestros bancos marisqueros, pero he aquí que en el medio de toda esta vorágine destructiva que provocan los inconvenientes enumerados, surgen los furtivos, oportunistas o necesitados, mariscadores a fin de cuentas.
Los oportunistas, más bien pocos, sacan provecho de su actividad sin atender a normas que los limiten, haciendo así una competencia desleal e ilegitima a los profesionales. Los necesitados -sin pretender justificar su actuación- obligados por las circunstancias de su situación familiar, laboral o económica, ven en esta actividad un recurso para aliviar sus necesidades vitales de manutención o subsistencia. Estos últimos, sin pretender tampoco defenderlos, son merecedores de tolerancia con su “ilegítima” actividad, esporádica o no.
De lo que no son conscientes, o eso parece, es del riesgo que supone a los consumidores el consumo de ese marisco que ellos capturan ilegalmente y que precisamente por eso malvenden sin depurar. Es decir, sin las garantías necesarias para el consumo humano. Y eso no.
Desde estamentos oficiales y partidos politicos gobernantes s ocultan cosas al ciudadano por intereses economicos, fundamentalmente,pero tambien porque priman el interes de instancias superiores a los del pueblo, que los gobernantes locales deberian defender, si es necesario, contra su propio partido, y es así que se oculto a los Ferrolanos los verdaderos motivos y las consecuencias de unas actuaciones en la Ría de Ferrol que nos llevan a «vender» la imagen de la Ciudad del mar, pero sin mar.
Con la tecnologia moderna sería posible devolover a la Ría el aspecto que tenia antes del muelle carbonero interior, y llevar el tren a Caneliñas con un impacto menor, pero siguen pensando en los rellenos y la «tajada» que les pueden quitar, mientras siguen intentando ocultar los motivos porque el Concello tiene que pagar a la Autoridad portuaria por un terreno ganado al mar en la Malata, y que siendo de uso publico, nos cuesta una «pasta» a todos los Ferrolanos.
Quien se mete en politica lo hace con unas convicciones e intenciones, normalmente acertadas, pero eso dura poco, solo hasta que empiezan a primar las directrices partidarias y la cuestión pecuniaria en algunos casos, entonces cambian sus planteamientos, ahora ya tienen otras prioridades, su lucro personal, la pela es la pela, y por desgracia esto empieza a ser demasiado frecuente.