(LVD)-El fiasco de los cuatro gaseros que volaron a Asia el pasado noviembre por un error de comunicación entre Gas Natural y el Gobierno de la Nación no se puede repetir. Tanto el Ministerio de Industria como el de Hacienda han aprendido la lección y vigilan las inversiones de las grandes empresas españoles para que reviertan en nuestro territorio.
Se abre ahora una nueva oportunidad de negocio para Navantia. Se trata de la construcción de un parque eólico-marino en Alemania. La compañía eléctrica Iberdrola se hizo en 2010 con la adjudicación de este contrato para colocar y explotar 80 molinos de viento en el Mar Báltico. Desde entonces, la empresa ha trabajado en el terreno burocrático para dar forma a esta inversión de 1.600 millones de euros.
El proyecto entra este año en su fase de licitación de obra y Navantia se la juega. Iberdrola adjudicará antes del verano el contrato para construir los ‘yakets’ o plataformas que soportarán las torres de los aerogeneradores. Navantia, junto con otras empresas del sector offshore, puja por este acuerdo que supondría más de dos millones de horas de trabajo para los astilleros públicos.
El Ejecutivo negocia con Iberdrola para que la oferta española sea tenida en cuenta de forma especial. Este contrato es clave para Navantia, que lleva más de tres años investigando el negocio eólico marino. Su adjudicación sería el aval que necesita la empresa pública para optar a nuevos contratos offshore.
Sin embargo, resulta paradójico que el Gobierno presione para adjudicar este contrato a Navantia cuando ha restringido el desarrollo en España de los parques eólicos-marinos.