Carlos Barcón, de la Unión de Periodistas.
Creo que sobre esto ya escribí hace tiempo, aunque poco a poco y tal como marchan las cosas, vamos viendo que se incrementa el problema. Ferrol, ahora a pasos agigantados se está quedando en pura almendra y es mucho decir, pues el Ferrol de la Ilustración y de la Capital del Mar, se nos está volviendo una isla rodeada por un mar de subdesarrollo, penoso y sin futuro.
W. Fernández Flórez, aquel agudo periodista que fue muy joven director del desaparecido hace mucho tiempo, «Diario Ferrolano«, y que escribió, entre otras, «La Procesión de los días«, hoy en día, le daría ocasión para escribir sobre otras clases de «procesiones«, y no estoy hablando precisamente de las de Semana Santa, sino de esas que agobian, crispan y duelen a nuestro Ferrol, que poco a poco se está quedando en nada, incluso sin vecinos, a su suerte, llevándonos lo poco que aún nos queda, -cada día menos, por desgracia– mientras a fuerza de pretender querer ser mucho, otros dilapidan lo poco que tenemos, en una política sin sentido común y sin objetivos claros y eficaces.
Y es que, mientras en este momento de gran crisis económica que afecta a todos o a casi todos, vemos como el poco dinero que se tiene se emplea en pomposos concursos culturales y artísticos, exposiciones anodinas, viajes costosos para no se qué, añadidos urbanísticos sin que maldita falta nos hacen, actuaciones y eventos inoperantes, cursos ineficaces, charangadas, concesión o reparto de discriminadas subvenciones, promociones sin fines concretos y eficaces, ayudas a no sé quien ni para qué, obras costosas e interminables, fuegos fatuos, planes sin enjundia, nuevas o rehabilitadas construcciones de edificios que solo sirven para dar problemas, adquisiciones de inmuebles ruinosos, ayudas sin ton ni son a entidades en un continuo saco sin fondo… que como estamos observando solo sirven para bien poco y para muy pocos, a no ser para producir más gastos y sobre todo dando ocasión de aflorar un problema de fondo de la propia Ciudad, que es el de la falta de sentido común y sin proyecto alguno, con sustancia claro, que llevarnos a la boca, aunque estemos observando claramente que es el pan nuestro de cada día, amén de un triste y desolador panorama que ya está a la vista de todos.
Y no hablo del naval y menos de los continuados buques de guerra que cada día se alejan de nuestro puerto, amén de los que ya no se harán, aspecto que sería muy largo de enumerar y que por otra parte, técnicos/profesionales o burócratas, tienen la misma idea. Aunque poco se ha oido hablar y se está ahora mismo en el meollo de la cuestión, es de ese Gran Centro de Reparaciones Navales que debería ser nuestra antigua Bazán, situada en lugar estratégico y siempre en punta, con Dique flotante o sin él, y que es la única factoría de los astilleros de Navantia que dá beneficios positivos…—pero eso sí, viendo como los astilleros de Puerto Real, que han crecido a pasos agigantados desde hace años, época socialista, sigue recibiendo hasta ahora un salvavidas contínuo.
Es triste, desolador y sobre todo amargo, ver como día tras día nuestros pequeños establecimientos se van cerrando, nuestras calles se quedan vacías de peatones, de vecinos, de gente joven que tiene que darse el piro… y nadie echa una mano a ese modesto comercio que suele emplear a muchos cientos de personas, pero que no ven ayudas de ningún tipo. Eso sí, ven como muchos idealistas y consejeros de ocasión, analistas de pacotilla, bucean intentanto rescatar la botella del fondo pelágico de la subcultura local, ocupada como vemos en otros menesteres.
La procesión sigue…¿hasta?.
El último de estos menesteres que he oído, junto a muchos otros, claro, y que me gustaría se tratase solamente de un rumor, es en relación al tráfico, hecho un caos desde casi siempre, pero no para organizarlo, que debe ser el peor de todas las ciudades, sino para ver la manera de peatonalizar más calles, pintado de más zona azul, incremento económico de las multas de tráfico e instalación de cámaras de vigilancia de mal aparcamiento….
Es decir, ya eramos pocos y parió la abuela… Y es que a Ferrol le sobra poesía en la misma medida que le falta sentido común, política inspiradora de su ordenación económica y falta de estímulos y ayudas de verdad y con contenido al comercio local, a la iniciativa privada, tan necesitada y en difícil y precaria situación.
Urge para quien corresponda, pensar, reflexionar, meditar, buscar soluciones, echarle imaginación, eficaz gestión, análisis serio sobre su situación actual, medidas emprendedoras de urgencia… «»y unirse sobre todo políticamente»», para sacar a este Ferrol varado de su actual atolladero. No vale echarle la culpa a los actuales regidores…o a los anteriores….
Los alegres años de viva la virgen ya son historia… Nadie de fuera nos va a sacar las castañas del fuego …. aunque por cerrar en algo el pesimismo reinante y echarle algunas gotas de optimismo de cara al próximo 2014, tengamos alguna esperanza de posible solución. Es lo que nos queda.