El pasado jueves tuvo lugar en la casa consistorial de Narón el pleno municipal del mes de octubre, siguiendo con la costumbre establecida de celebrar todos los plenos en el último jueves de cada mes.
Este pleno se antojaba de gran importancia. Más que últimos y más que aquellos que hemos ido resumiendo en esta sección de “crónicas de un pleno naronés”. ¿El motivo? Se sometían a debate y votación las ordenanzas fiscales del ayuntamiento de Narón.
Vayamos por partes. ¿Qué regulan estas ordenanzas? Pues es sencillo: todos los tributos, tasas o precios públicos en Narón. Es decir, cualquier cantidad de dinero que tenga que satisfacer un vecino como consecuencia de haber un impuesto municipal establecido o cualquier precio público que se haya puesto para cualquier cosa. Esto incluye desde el rodaje o la contribución, hasta los precios por disfrutar de las instalaciones deportivas o culturales, el precio por una licencia de apertura, por hacer obras, etc… Incluye y regula todo lo que el ayuntamiento le cobra a sus vecinos.
Bien, aclarado esto, ¿qué incluía el trámite de aprobación de estas ordenanzas? Lo que estos días habíamos leído en diversos medios, según la postura del gobierno municipal, es que las ordenanzas aumentaban un 1,8% por la subida del IPC. Variación, según decían, que supondría que los vecinos soportasen una subida moderada que casi no les afectase al bolsillo.
Lo vivido en un pleno
¿Pero qué fue lo que se vivió en el pleno? Para empezar creo que es conveniente destacar la brillante intervención de Miguel de Santiago del Partido Popular de Narón. Hasta ahora, nunca en ninguna de las crónicas un servidor se había metido a valorar las intervenciones de nadie desde el punto subjetivo de quien escribe. Pero creo que este caso hay que hacer una excepción, dada la relevancia del tema y dada la importancia de los datos que se nos revelaban.
La intervención del representante popular fue una intervención clara y precisa que entendieron todos los presentes, tuviesen conocimientos económicos o no los tuviesen, a pesar del gran contenido técnico de la materia. Fue una intervención no carente de carga política, pero con la dosis justa, lo que claramente supuso ausencia de demagogia y reforzó los argumentos esgrimidos. Y lo más importante: ninguno de sus argumentos fueron rebatidos por los miembros del gobierno, que simplemente entendieron que lo que se decía era cierto.
De esta forma, Miguel de Santiago fue enumerando varias ordenanzas que subían, al mismo tiempo que ofreció una valoración distinta a la hecha desde el gobierno, y siempre acompañadas de datos que sustentaban lo que venía afirmando. De esta forma fue capaz de tumbar los dos argumentos más utilizados por el alcalde y el gobierno: había tributos que aumentaban por encima del 4% en lugar del 1,8%, y además no hay bonificaciones que eximan a las personas sin recursos de no pagar o que ofrezcan la posibilidad de pagar menos.
Subida de la contribución
Por mencionar alguna subida de las mencionadas, Miguel de Santiago destacó una subida en la contribución, consolidando este impuesto como el más elevado de la comarca; subidas importantes en el rodaje que, por ejemplo, lo situaban muy por encima del ayuntamiento de Ferrol; aumentos en lo que los vecinos tienen que pagar por hacer obras en sus casas, etc… En fin, una batería de datos con comparativas con otros ayuntamientos y valoraciones que contradecían lo que desde el gobierno se había mantenido hasta ese momento.
«Por qué digo que resultó brillante la intervención?¿Cómo reaccionaron los miembros del gobierno? Pues para empezar, ninguno de ellos fue quien de discutir los datos que se estaban ofreciendo. Ninguno. Los dejó simplemente “noqueados”. Ellos, los miembros del gobierno, quisieron enfocar el debate desde otra perspectiva. Una perspectiva que venía a defender simplemente la necesidad de que existan impuestos elevados.»
Así, el concejal de hacienda, el nacionalista Pablo Villamar, visiblemente afectado por el debate, mantuvo que la subida era el siguiente paso lógico al plan económico financiero, también aprobado por los populares, y destacó literalmente “yo siempre soy partidario de mantener impuestos altos”.
¿Y Terra Galega? ¿Rompieron su silencio en los plenos después de más de cuatro meses? Pues no. Nuevamente el grupo mayoritario en el gobierno de Narón no ha querido participar en ninguno de los debates existentes en el pleno, dejando a los grupos de BNG, PSOE y grupo mixto, la defensa de las posturas del gobierno.
Solo ha habido una excepción. Un momento en el que el portavoz de Terra Galega,
Guillermo Sánchez Fojo, levantó la vista de la mesa al final del debate, pidió la palabra y dijo “Terra Galega siempre apostó por subir los impuestos, siempre lo dijimos y nunca lo ocultamos”. Una afirmación que, como le recordaron allí mismo desde el Partido Popular, no figuraba en su programa electoral.
En resumen, Narón aprueba una subida de impuestos que sitúa a los vecinos de este ayuntamiento como el que más impuestos paga de toda la comarca. Un pleno en el que en los últimos meses venimos viendo emerger la figura de Miguel de Santiago, al mismo tiempo que vemos que la luz de Terra Galega se apaga, no sabemos por que. Un pleno en el que han quedado claras dos cosas: la subida es mucho mayor que la que se venía diciendo, y el cuatripartito ha defendido las subidas de impuestos como parte de sus políticas y no como una herramienta.
Una vez más se escenifica la obra de «teatro» que supone un pleno Municipal, con dos bandos diferentes, no importan las siglas, ni el color politico de los contrincantes, solo los dos bandos, solo dos, el que gobierna y la oposición, con posturas encontradas.
Puedes cambiar de bando, pero siguen siendo dos, y donde dije Diego digo …..una tomadura de pelo al ciudadano, en lo que prima es el interes partidista de cada uno, pero lo de irreconciliable no es verdad, todo depende de si te ofrecen más en un bando que en otro. Aqui no hablamos de intereses de estado, en los que no creo, hablamos de lo de siempre que es ¡quien da más!.Es la frase que resume la farsa de una obra de teatro en la que nadie es quien dice ser.