Miguel Ángel Pazos Fernández (*)
Margaret Thatcher fue todo un símbolo que remodeló el conservadurismo para siempre, moldeándolo y dotándolo de un discurso filosófico liberal en lo económico, que la llevó a inaugurar una «guerra» contra los sindicatos si el objetivo era mayor libertad económica, lo que, en sus propias palabras, llevaba de manera inevitable a una libertad real que beneficiaba a todo el mundo por igual y sin distinciones.
Con ella, la economía británica mejoró notablemente bajo su revolución conservadora, lo que la llevó a ser la primera ministra con más reelecciones en su haber. De esa manera, diseñó las bases de una economía que ni los laboristas, al llegar al poder, se atrevieron a destrozar. Lo cual llevó a Tony Blair a ser conocido como el «socialdemócrata conservador».
Su contundencia frente a las regímenes comunistas le brindaron en bandeja el apodo de «Dama de Hierro», mote que ha quedado para la posteridad. Y merecido. Nunca en la historia habrá un gobernante – hombre o mujer – con la contundencia que mostró Thatcher en todos los frentes que se le fueron abriendo a lo largo de su vida personal y política.
Thatcher es, probablemente, la política que menos intrusión demostró con los mercados. Y, aunque tuvo que soportar unas huelgas muy duras que buscaban hundir su popularidad, Reino Unido despegó de manera indiscutible, devolviendo así Thatcher el orgullo a los británicos de serlo. Por el medio, una Guerra de las Malvinas muy criticada, pero cuya gestión le dio en bandeja la reelección en el 1982.
Se va una líder, de esos que, como Manuel Fraga, ya no existen ni existirán. Thatcher redefinió el conservadurismo europeo y lo dotó de una filosofía novedosa dentro de aquellos años tan convulsos, alineándose en política exterior con un Ronald Reagan que protagonizó la otra cara del rodillo contra el comunismo.
En su muerte, tampoco se librará de las críticas. Sin embargo, su condición de ser amada por tantos británicos y su decisiva importancia histórica le han valido funerales de Estado equiparables a los de Lady Di.
De sus frases, me quedaría especialmente con la siguiente: «Si quieres que algo se diga, pídeselo a un hombre, si quieres que algo se haga, pídeselo a una mujer».
D.E.P.
(*) Miguel Pazos es presidente de NNXX de Narón