Tirando a dar/ 20 años de usos, abusos y multiusos del centro cultural municipal de Ferrol

Juan José Burgoajjburgoa@hotmail.com

Se cumplen ahora veinte años de la inauguración del Centro Cultural Municipal de la calle del Hospital, tras llevarse a cabo una discutible remodelación interior que incluyó la colocación de una horrible escalera que hace de barrera para el paso de visitantes. En vez de haberle llamado Sánchez Aguilera al citado espacio cultural se le puso el nombre de Torrente Ballester, digno representante de la cultura ferrolana pero que no tiene nada que ver con dicho Centro. Incluso la Fundación Torrente Ballester, con todos los recuerdos materiales del escritor ferrolano (que mal lo hicieron en su momento sus entusiastas exégetas de esta ciudad), languidece hoy en una céntrica calle compostelana.

En su función de difusión y promoción de las artes plásticas, se ha perdido estos años la oportunidad de montar en la zona noble del Centro Cultural una muestra permanente de las obras más significativas de la pintura ferrolana, algunas de ellas descuidadas en las salas interiores del centro y otras colocadas de forma errática en los pasillos del edificio del Ayuntamiento. Mientras tanto, tras la etapa de plena atonía de los alcaldes Juan JuncaI y Vicente Irisarri, la programación entró en barrena con el alcalde Juan Manuel Rey, cuando, salvo el breve paso por el Centro, con mejores intenciones que resultados, de Eduardo Hermida, se dio paso a una presunta gestión cultural “externalizada”, a base de una programación deslavazada y, pese a su supuesta modernidad, de mínimo interés.

burgoa-1Dos magníficas exposiciones

En contraste, cumple recordar que en los respectivos años 1994 y 1995, siendo alcalde de la ciudad Manuel Couce y Concejala de Cultura Nona Inés Vilariño, tuvieron lugar dos magníficas exposiciones en el Centro Cultural: “La imagen religiosa del arte en Ferrol” y “Laburgoa-2 pinacoteca del Santo Hospital de Caridad de Ferrol”. En la primera de ellas se pudieron ver una serie de artísticas imágenes y objetos de culto de las iglesias ferrolanas, parte de ellas mostradas en las procesiones de Semana Santa. La segunda se trató de una muestra escogida de las espléndidas pinturas que guarda el Hospital de Caridad, desde obras atribuidas a Luca Giordano y Herrera el Viejo a retratos de Agustín Robles, Eduardo de la Vega y Ricardo Macarrón. Dentro de su errática gestión de la política cultural municipal, sería interesante que tomase nota de estas exposiciones el Concejal de Cultura Reyes García-Hurtado y pusiese de nuevo en marcha, para conocimiento de muchos ferrolanos, unas versiones actuales y mejoradas de ambas.

Exposición de María José Leira

En otro orden de cosas, hoy cumple mencionar en positivo la actual exposición de María José Leira en el Centro Cultural, en la OLYMPUS DIGITAL CAMERAque la pintora ferrolana muestra de nuevo su personal estilo, manifestando en su obra su manera amable de entender la realidad a través de un preciosista juego de colores y un peculiar sentido de la estética.

Por cierto, ante la reconocida desidia del Ayuntamiento de Ferrol en el aspecto cultural, hay que llamar de nuevo la atención sobre el maltrato de dos importantes e históricas obras del Patrimonio Cultural de Ferrol. Una vez que ha finalizado la exposición Gallaeciae Petrea en el desventurado monte Gaiás de Santiago, cumple recuperar y devolver a un lugar digno de nuestra urbe la escultura medieval del Cristo de la Tahona, trasladada de forma ignominiosa, con nocturnidad y sin información previa a los ferrolanos, a la llamada Ciudad de la Cultura compostelana. De la misma forma, ya es hora que el escudo municipal de Ferrol de la Ilustración deje de ser el florero de la entrada del Centro Cultural y ocupe el lugar significado que le corresponde.

Una galería ferrolana

Finalmente, quiero referirme al caso especial de una galería ferrolana de pintura de propiedad particular, donde, ante la ausencia oficial de obra visible de los dos pintores ferrolanos de mayor proyección fuera de la ciudad, Jenaro Pérez Villaamil y Fernando Álvarez de Sotomayor, podemos ver en su recoleta sala una corta y enjundiosa muestra de ambos artistas. Seis interesantes pinturas (y algún dibujo) de cada uno de ellos, son suficientes para mostrar la belleza romántica del paisaje natural, el ajustado tratamiento de la luz y la perfección del tratamiento arquitectónico exterior e interior de los monumentos de Pérez Villaamil así como el precioso cromatismo, la penetración psicológica y el logrado realismo de los retratos y cuadros de género de Álvarez de Sotomayor.

 

 

 

 

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Un comentario

  1. joseignaciodapenafernandez

    Como siempre un buen artículo para un buen historiador.