A lo largo de los últimos años he ido registrando aquí muchas palabras que se iban poniendo de moda en la jerga cultiparlante de los hombres públicos. Por la misma razón de su carácter efímero, algunas de ellas se van olvidando, o por lo menos no resultan tan machaconas. Por ejemplo, la voz tema (masculino) era una plaga hace un decenio; ahora ya no se estila mucho. En todo caso, el tema ha quedado para los operarios que están fuera del IVA. El puesto de palabra favorita de los hombres públicos es ahora ámbito. Quiere decir cualquier cosa y además posee la sonoridad de las esdrújulas. No se puede pedir más. A veces se ve sustituida por entorno, pero es una voz más plana. Debe quedar claro que «los países de nuestro entorno» nunca incluye a Marruecos o a Portugal.
Por influencia del todopoderoso inglés, ahora se estila mucho lo de «consistente» cuando quiere decir «congruente». El sentido tradicional de consistente es más bien algo firme, macizo incluso. Pero no es eso lo que se quiere decir con «consistente», sino algo que se muestra congruente o coherente con otra cosa.
Estos días nos hemos quedado alelados con un nuevo palabro que ha dejado caer el famoso juez Bermúdez: conexidad. Lo ha repetido varias veces, luego no debe de ser un error. Ya de paso me pregunto por qué esa propensión de algunos destacados jueces para ir en moto. Comprendo lo espectacular que resulta, para un magistrado, ponerse o quitarse el casco delante de una cámara de televisión.
Un nuevo término con éxito es argumentario. Se supone que es el conjunto de ideas o argumentos para discutir en público. Lo utiliza mucho la izquierda. Respiran por la herida quienes así lo dicen, pues en ellos es más perceptible que echan mano de unos argumentos establecidos previamente por alguien ignoto.
Es muy antigua la expresión Estado de Bienestar. Nada menos que es de la época de Girón. Ahora tiene otro sentido. Más bien habría que decir «Estado de la subvención». Es un derecho fundamental nuevo, el derecho a la subvención. Ya se sabe, como dijo una famosa jurisconsulta, «el dinero público no es de nadie».
Anoto infinidad de nuevos terminachos: evidenciar, habilidades, monitorizar, desencuentro, sistémico, organizacional, interoperabilidad, dimensionamiento. No me atrevo a definirlos. Supongo que, si se lanzan, es precisamente porque no se pueden definir bien. No está escrito que los hombres públicos estén interesados en que se les entienda. En su oficio, la oscuridad es un mérito para ascender o por lo menos para mantenerse en el escabel al que han llegado. Agradecería mucho que algún libertario más erudito que yo me aclarara el significado de esos palabros.
Las novedades léxicas no siempre son cultismos o barbarismos. Hay expresiones nuevas, quizá sacadas del lenguaje popular, que adquieren un renovado prestigio. Por ejemplo, hacérselo mirar. Es una graciosa metáfora para indicar que alguien debe revisar lo que ha dicho o hecho. Otro idiotismo (= típico del vulgo) es la locución lo que es y sus compuestos (lo que ha sido, lo que son, lo que va siendo). Es una innovación del ministro De Guindos, que la emplea a placer. Supongo que cundirá. Antes la decían mucho los campesinos, pero ahora ya no hay agricultores sino perceptores de subvenciones. Me intriga cómo se puede traducir el lo que es al inglés.