Miguel Ángel Pazos Fernández (*)
Desde que comenzó la legislatura actual del Parlamento de Galicia, los grupos de la oposición (especialmente AGE) vienen demostrando qué tipo de oposición quieren hacer: una oposición destructiva y sin nada que aportar más que enfrentamiento y crispación. Lo peor de todo no es que lo haga AGE, que nos lo esperamos, sino que lo hagan PSOE y BNG por extensión, ya que son dos fuerzas que han perdido el rumbo y no saben muy bien hacia donde se dirigen en lo que a labor de oposición se refiere.
Las fotos que han salido este fin de semana de Feijóo no suponen otra cosa más que seguir con esa labor de dinamitar al gobierno, al que no le pueden ganar democráticamente en unas urnas, para intentar, de alguna forma, hundir a Feijóo y a su gobierno. Pero no caerá esa breva.
Primero, porque son fotos de hace veinte años con un condenado hace diez. Lo cual ya da una idea de la posible relación que tendría Feijóo con actividades delictivas. Cabe aquí decir, además, que esas fotos las encontró la Guardia Civil en la operación contra el narco, y fueron descartadas porque no aportaban absolutamente nada al sumario sobre los hechos delictivos que se le imputan.
Segundo, porque tener una foto con alguien que una década después fue condenado no hace a uno corresponsable de sus delitos. Si eso fuera así, habría miles de personas que estarían en la cárcel por culpa de situaciones verdaderamente irrisorias.
Las ansias por acabar con Feijóo son verdaderamente alarmantes para la política gallega. Pero aún lo es más que el principal partido de la oposición y el único válido para gobernar, se una a estas campañas de desprestigio totalmente infundadas. Eso da una idea del quo vadis al que se está enfrentando el PSdG actualmente.
Las explicaciones dadas por Feijóo son consecuentes. No ha cometido ningún delito, nunca se le ha acusado de nada, y por ello no debe dimitir. Es más, El País tampoco le acusa de nada; simplemente de tener unas fotos con gente que luego se descubrió que era poco recomendable. Y eso, tristemente, es algo que nunca se puede controlar.
(*) Miguel Pazos es presidente de NNXX de Narón