La pesadilla de la izquierda: el fin de la recesión

Federico Quevedo-(el confidencial)

Esa es la clave que lleva a entender la reacción de la izquierda contra el Gobierno del Partido Popular. Cuando en noviembre de 2011 los ciudadanos acudieron a las urnas y votaron mayoritariamente al PP lo hicieron con un mensaje muy claro: que sacara al país de la crisis. Obviamente, nadie con dos dedos de frente podía pensar que eso iba a ocurrir en un par de meses, pero también es verdad que 2012 ha sido el peor ejercicio desde que comenzara la recesión desde cualquier punto de vista, y desde luego en términos de destrucción de puestos de trabajo y empeoramiento de la ya difícil situación de las familias españolas. Si a eso se une una política -inevitable, por otra parte- de consolidación fiscal que implicaba serios recortes era lógico que en esos meses el Gobierno sufriera un importante desgaste político.

Pero ese desgaste se producía precisamente en el inicio de la legislatura, no al final de la misma. Eso quiere decir que el PP tiene todavía margen para la recuperación, y eso va a depender de que tenga éxito en el principal reto que se había propuesto: sacar a España de la crisis. ¿Estamos en el camino? Un reciente informe publicado por Freemarket Corporate Intelligence asegura que nuestro país comienza a vivir un cambio de ciclo. Dejemos claro, desde el principio, que estamos hablando de datos macroeconómicos, no de la economía real, pero también es verdad que la profundidad de la crisis ha sido tal, tan intenso el ajuste, que en cuanto la recuperación se estabilice el traslado a la economía real va a ser muy rápido.

¿Qué lleva a pensar que estamos en el anticipo de un cambio de ciclo? “El sector exterior ha recuperado la competitividad pérdida desde la entrada de España en el euro. El saneamiento del sistema financiero está en marcha. La reforma laboral ha creado un mercado de trabajo más flexible y ha reducido el umbral de crecimiento a partir del cual es posible generar empleo. El proceso de creación de pymes se ha acelerado sin apenas crédito bancario y en nichos de mercado independientes del sector público. El precio de los activos es muy bajo, lo que hace de España un lugar atractivo para la inversión exterior. El sector privado está inmerso en un enérgico esfuerzo de desapalancamiento destinado a corregir sus desequilibrios financieros. La prima de riesgo se ha reducido de manera sustancial…”.

Pero existen también incertidumbres, sin duda: “primero, la insuficiencia de ajustes en las partidas estructurales del gasto; segundo, la imposibilidad de aumentar ingresos mediante nuevas subidas impositivas, y tercero, las dudas sobre desarrollo real de las finanzas autonómicas y locales”. Con ese marco, la principal duda a despejar en los próximos meses, y que va a tener mucho que ver con el inicio de la recuperación, es el momento en el que volverá el flujo del crédito al sector privado, principal motor de actividad tras una crisis de balances como la que está viviendo España: “La fortaleza de la recuperación dependerá básicamente de la rapidez con la que se produzca la depuración de activos tóxicos de la banca española y su recapitalización sin lo que es imposible restaurar el crédito y canalizar el ahorro hacia el consumo y la inversión”, señala el informe que añade otros dos elementos positivos, la bajada del precio de la vivienda y el hecho de que “la recesión ha eliminado los segmentos más ineficientes del tejido productivo nacional y ha depurado buena parte de las malas asignaciones de recursos realizadas durante la etapa expansiva”.

Pero analicemos los fundamentos de la recuperación:

1) El sector exterior mejora. “La corrección del déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente ha sido espectacular. Se ha pasado de un desequilibrio de 12.220 millones de euros en enero de 2008 a un superávit de casi 5.000 millones de euros en diciembre de 2012. La mayor parte de esa corrección se debe a la mejora experimentada por la balanza comercial pero también al aumento del superávit en la balanza de servicios. Este es un hecho relevante en tanto reduce la necesidad de la economía española de apelar al ahorro externo. En esa línea, una balanza exterior superavitaria frena el proceso de acumulación de deuda externa, una de las principales fuentes de vulnerabilidad de la economía nacional ante una reacción adversa de los mercados”. Lejos de creer que esta mejora se debe a una caída de las importaciones, el buen comportamiento de la demanda externa “obedece a una mejora estructural de la competitividad de la economía española”.

2) El sector privado se desapalanca. “Si se analizan los datos agregados de endeudamiento del sector privado, se ve con meridiana claridad el empeño de las familias y de las empresas por reducirlo. A partir de su pico más alto en 2010, las compañías han recortado su deuda en 20,6 puntos del PIB y, desde ese mismo parámetro de valoración, los hogares lo han hecho desde 2009 en 7,2 puntos del PIB. Esto supone una disminución de la deuda privada de 27,8 puntos del PIB en tres años. Por el contrario, las Administraciones Públicas han aumentado su nivel de endeudamiento durante ese espacio de tiempo en un 24,6% del PIB, es decir, prácticamente todo el esfuerzo de desapalancamiento del sector privado se ha visto neutralizado por un comportamiento en la dirección contraria del público”.

3) Más creación de empresas. “El volumen neto de empresas activas –diferencia entre las creadas y las disueltas- se redujo de manera dramática entre 2006 y 2009, el dato quedó casi a la mitad; desacelerando su ritmo de caída en 2010 para invertir definitivamente su tendencia bajista en 2011 y 2012, año en el que el nacimiento de nuevas compañías se ha incrementado en un 9,2% con respecto al punto mínimo que se dio en 2009. Si se utiliza otro concepto, el del número de empresarios existente en España conforme a la información ofrecida por la Encuesta de Población Activa, los resultados van en la misma dirección. Desde 2011 y hasta 2012, han nacido 40.500 nuevos emprendedores en España. En términos agregados esto representa un evidente resurgir del espíritu empresarial después de años de un ajuste brutal en las pymes españolas. En el medio plazo, esto supone también la configuración de un mapa empresarial diferente al de los años del boom o, cuanto menos, más equilibrado”. Y no solo eso: “El mercado está produciendo una reasignación de los recursos productivos hacia actividades muy distintas a las del pasado, lo que configurará un modelo empresarial más sostenible que el que se perfiló a lo largo de la anterior etapa

expansiva. Este es el fundamento de un incipiente cambio en el modelo productivo nacional”… Eso que tanto se dice de cambiar la economía del ladrillo por la de la inteligencia…

4) El saneamiento financiero. El Gobierno ha dado los pasos imprescindibles para restaurar el dañado estado patrimonial del mecanismo español de medios de pago, lo que exigía como medidas previas el aflorar y reconocer sus pérdidas y proceder a su recapitalización de los bancos para lo que ha sido imprescindible inyectar fondos públicos. La otra cara de esta inevitable y necesaria estrategia es la persistencia temporal de una contracción de los flujos crediticios al sector privado cuya normalización es esencial para el crecimiento del PIB. El informe propone la creación de un Fondo para las pymes, que suministrara liquidez, “un instrumento de financiación a corto plazo que podría constituirse con una aportación mixta de capital público (ICO-BEI) y privado, gestionado por este último y que contribuiría a facilitar liquidez a compañías solventes enfrentadas a la imposibilidad de acceder a la financiación bancaria. Esto permitiría dos cosas: primera, un gran número de potenciales clientes; segunda financiación a corto plazo, que rotaria de manera permanente. La combinación de estos dos factores reduce de manera significativa el riesgo para los inversores del fondo y por tanto resulta ría atractivo para ellos el formar parte del mismo. En la práctica el fondo sería un instrumento desapalancado y con una liquidez permanente. Con lo cual nunca se daría cabida al desfase constante que existe entre los depósitos y los préstamos en el actual sistema bancario.

5) La bolsa anticipa la recuperación. “La trayectoria del IBEX 35, ceteris paribus, refuerza la hipótesis de la recuperación de la economía española el año próximo. Las cotizaciones del mercado expresan en tiempo real toda la información disponible sobre los activos en él negociados. En consecuencia, las expectativas de los inversores no se alteran salvo la emergencia de hechos inesperados que las modifiquen. En este contexto, la volatilidad experimentada por la bolsa en los trimestres pasados y sus posibles fluctuaciones en los venideros nos son los factores relevantes; lo relevante es su tendencia y ésta es alcista. Esto implica que si los fenómenos endógenos y exógenos que podrían abortar o poner en peligro la reactivación de la economía española no se hacen realidad, España comenzará a crecer en 2014”.

6) La financiación de la deuda. Según el informe, “el Tesoro no tendrá dificultades para financiar las nuevas emisiones de bonos y la refinanciaciones pendientes a lo largo de 2013, y lo hará en unos términos menos onerosos de los de los pasados trimestres, lo que contribuirá a disminuir la carga de los intereses de la deuda sobre las arcas públicas. Por añadidura, si el presente entorno no sufre alteraciones, la prima de riesgo seguirá cayendo hasta situarse a finales de año alrededor de 250 puntos básicos con relación al bono alemán. La mejora de las expectativas sobre la economía española incentiva la entrada de capital exterior ante el deseo de los inversores de diversificar sus carteras. Todo indica que el acceso de España al mercado ha empezado a abrirse y no existen motivos para pensar que esa tendencia se invierta”.

Pero no todo son buenas noticias. Tanto el descenso de la prima de riesgo como la mejora de las tasas de actividad dependen “de la reducción del peso del Estado en la actividad económica, único camino para crear la expectativa de que el endeudamiento de las administraciones públicas descenderá de verdad y, por tanto, será financiable”, y eso hoy por hoy todavía esta por ver. A eso se une la ausencia total por parte del Gobierno de una política de privatizaciones y, por último, “la política tributaria del Ministerio de Hacienda está destruyendo cualquier cosa que se parezca a un sistema impositivo coherente y, por tanto, eficiente. Las subidas indiscriminadas de impuestos y la creación de nuevas figuras tributarias sin otra finalidad que la recaudatoria y sin calibrar su impacto sobre los incentivos de los individuos y de las empresas, están creando un sistema fiscal ineficiente y dañino para la actividad productiva”.

De hecho, el informe concluye que, en efecto, 2013, pese a ser un mal año en su conjunto, será sin embargo el que vea la salida de la crisis, pero la intensidad de la misma va a depender de la ambición reformista del Gobierno y de su capacidad real para llevar a cabo la consolidación fiscal de las administraciones públicas. Dicho eso, si la recuperación llega a finales de este año, y en los meses siguientes se traslada a la economía real, de aquí a 2015 la percepción de los ciudadanos ira cambiando sustancialmente y es más que probable que en el escenario de un PSOE roto y una izquierda muy dividida el PP pueda volver a recuperar la confianza de los ciudadanos y ganar las elecciones generales.