En la parada naval que se realizó el 27 de mayo del año 1989 en aguas de Barcelona, con motivo de la baja y entrega del «Dédalo» a los veteranos de la Navy norteamericana, pudimos ver por primera vez al novísimo «Príncipe de Asturias» al frente de aquella inolvidable ocasión.
Tuve la suerte de poder presenciarla desde el mismo «Dédalo», todavía con sus «Harriers» en cubierta. Parece que fue ayer. Ahora, el «Príncipe de Asturias» deja paso a otra unidad, el «Juan Carlos I», mucho más moderna y posiblemente más eficaz, pero que es también indudablemente más fea, porque el perfil del portaviones que hoy desaparece ya no lo volveremos a ver más. Pasó el tiempo en el que conocíamos a qué país pertenecía cada navío de guerra con sólo ver su diferente «arquitectura naval». Hoy, como los coches de Fórmula 1, salvo los gigantescos portaviones «made in USA», todos son iguales.
En aquella parada que iniciaba el «Príncipe de Asturias», participaron navíos de guerra procedentes de Italia, Portugal, Francia, los EEUU, Gran Bretaña, Bélgica, Alemania, Holanda y Grecia ¿Cuántos de aquellos navíos quedarán todavía en servicio?
Un dato al margen: gracias a la generosidad de un amigo marino, la bandera de popa, con el escudo de España que integraba el águila de San Juan, que se arrió en el «Dédalo» cuando se cambió por otra con el nuevo escudo de España, la guardo yo como un tesoro al que no pienso renunciar.
(*)-Coronel de Artillería.