
El acto institucional de inicio de las obras para ‘Abrir Ferrol al Mar’, presidido este viernes por la ministra de Defensa, Margarita Robles, tuvo una contrapartida reivindicativa a escasos metros. Unos 100 trabajadores civiles del Ministerio de Defensa, convocados por los sindicatos USO y CIG, se concentraron en la calle Iglesia –tras impedírseles el acceso al acto principal– para protestar por la «discriminación» salarial respecto al personal militar y la «excesiva» externalización de obras en el Arsenal.
La protesta, que comenzó a las 15.30 horas con una manifestación desde la puerta del Arsenal, buscaba coincidir con la visita de la ministra para visibilizar sus demandas. La principal exigencia es la consolidación de un complemento salarial de 300 euros mensuales, una reivindicación que cobra fuerza tras conocerse próximas subidas para el personal militar.
«Es el momento justo e idóneo», declaró Pablo Morgade, representante del sindicato USO, en alusión al acto oficial. «Que se nos reconozca a partir de enero un complemento consolidable de 300 euros a todo el personal civil, más aún cuando se sabe que va a haber otras partidas presupuestarias y nuevas subidas para el personal militar«, afirmó. A renglón seguido, Morgade exigió igualdad de trato dentro del mismo ministerio: «Las subidas salariales tienen que ser para todos los empleados públicos. No puede haber discriminación».

OBRAS DEL ARSENAL
Por parte de la CIG, Carlos García Seoane amplió el foco de la protesta más allá de los salarios, denunciando el modelo de gestión de las obras en el Arsenal militar. «El motivo principal era denunciar por parte de los propios trabajadores esta iniciación excesiva de las obras a la iniciativa privada, cuando muchas se podían hacer con personal propio», explicó.
El sindicalista argumentó que esta externalización no solo perjudica al empleo interno, sino que supone un derroche de recursos públicos. «Mucho de los beneficios que lleva la empresa privada deberían revertir al propio personal. Es un ejercicio de eficiencia», sostuvo.
García Seoane también quiso romper con lo que calificó como un «estigma» sobre los trabajadores del Arsenal. «Se ve que es un trabajador muy holgado y eso no es así. El trabajador de Defensa está muy concienciado y no quiere mirar para otro lado ante estas obras millonarias», recalcó, al tiempo que insistió en que el personal quiere «participar» de esos grandes proyectos.
La concentración, desarrollada de forma pacífica, simbolizó el malestar de un colectivo que se siente postergado en un momento de fuertes inversiones en la ciudad y en el propio Ministerio. Mientras las autoridades celebraban la conexión simbólica entre la ciudad y el mar, los trabajadores civiles reclamaban una conexión más justa con las mejoras salariales y laborales que, aseguran, se conceden en otros estamentos.
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