En 1726, bajo el reinado de Felipe V, se designó a Ferrol como la capital del Departamento Marítimo del Norte de España. Esta decisión estratégica implicó la construcción de infraestructuras navales iniciales, aunque de menor envergadura, en la zona de A Graña.
La construcción del gran arsenal tal como se conoce hoy en su ubicación actual (en la ribera oriental del Monte Esteiro) fue un proyecto posterior y mucho más ambicioso. Fue impulsado por el marqués de la Ensenada y el rey Fernando VI, con la decisión de reubicación y ampliación tomada en 1749 y los planos principales aprobados en 1765.
Por lo tanto, 1726 marca el inicio de la importancia naval de Ferrol como base militar y departamento marítimo, mientras que 1749-1765 marca el inicio de la construcción del complejo industrial ilustrado y monumental.
Esta elección no fue casual. Las excepcionales condiciones geográficas de la ría, con una bocana estrecha y gran profundidad, la convertían en un enclave estratégico ideal para la defensa y la construcción naval a gran escala. La llegada de la Ilustración trajo consigo un ambicioso proyecto de ingeniería militar y civil que diseñó la urbe moderna, planificando su arsenal, astilleros y la propia trama urbana. Ferrol se transformó en un polo industrial y demográfico, atrayendo a miles de trabajadores, ingenieros y militares, y dejando atrás para siempre la imagen de la pequeña villa.
El legado de esta relación simbiótica es innegable. Siglos de construcción naval han dotado a la ciudad de un patrimonio industrial y arquitectónico único, reconocido a nivel mundial. El Arsenal Militar y Navantia siguen siendo el corazón de la actividad, y la construcción de buques de vanguardia para la Armada española, como las fragatas F-110, continúa siendo el motor económico principal de la comarca.
Hoy, cuando Ferrol afronta los retos del siglo XXI y la necesidad de diversificación económica, la relación con la Armada y la industria naval sigue siendo su pilar fundamental. La ciudad debe mirar al futuro sin olvidar sus raíces marítimas, aprovechando su historia y su alta cualificación profesional para asegurar su prosperidad. La colaboración entre las instituciones locales, la industria, el Gobierno autonómico y el Ministerio de Defensa es crucial para garantizar que este vínculo histórico siga generando progreso y empleo para las generaciones venideras.
Ferrol es, y seguirá siendo, una ciudad marcada por el compás del mar y el latir de su Arsenal.