José Luis Álvarez
Después de años de bloqueo institucional y presupuestos prorrogados, Ferrol vive por fin un ciclo de estabilidad política y planificación real, a pesar de algunos agoreros, que no faltan, n los de siempre el no a todo, o de políticos que han tenido que abandonar la poltrona y ahora ven desesperados como sus posibilidades de mantenerse en primera línea se están agotando y solamente aparecen en alguna que otra nota a los medios e comunicación para hacerse notar, pero ya no creen en ellos ni sus propios seguidores. La aprobación de cuatro presupuestos en apenas tres años Ferrol ha permitido recuperar inversiones, afrontar proyectos estratégicos y, sobre todo, impulsar la gran transformación urbana que la ciudad venía pidiendo. Frente a las críticas permanentes de la oposición, los datos muestran que la ciudad camina hacia un modelo más sostenible, más verde, más conectado y más coherente con su vocación marítima.
Durante casi una década, Ferrol vivió atrapado en una dinámica de improvisación: sólo dos presupuestos aprobados por los últimos gobiernos y largos periodos de prórrogas dejaron a la ciudad sin capacidad para planificar inversiones estables. La consecuencia directa fue evidente: proyectos ralentizados, improvisados, incapacidad para ejecutar fondos y un clima político marcado por la fragilidad.
El contraste con la etapa actual es notable. Con cuatro presupuestos aprobados en los últimos tres años —y partidas históricas en áreas como urbanismo, mantenimiento de la ciudad y obras— el Ayuntamiento ha recuperado la capacidad de decidir, programar y ejecutar. La estabilidad política se ha traducido en estabilidad financiera, y ésta, a su vez, en capacidad para transformar la ciudad de forma sostenida.
Ferrol vuelve a tener rumbo. La diferencia entre gobernar con presupuestos y hacerlo con prórrogas no es técnica: es política. Durante el mandato anterior, la inestabilidad fue una constante. Las dificultades para pactar, la falta de mayorías y las tensiones internas generaron un clima de desconexión entre el gobierno local y los vecinos.
Hoy, con una mayoría sólida y una hoja de ruta clara, es claro comprobar como el gobierno municipal ha recuperado la capacidad de sacar adelante proyectos estratégicos. Y eso se nota: ejecución de inversiones, planificación plurianual y una agenda urbana que por fin avanza sin sobresaltos. La gobernabilidad importa, y Ferrol está comprobando por qué.
La columna vertebral de este nuevo ciclo es el proyecto Abrir Ferrol al Mar, una intervención integral en la fachada marítima que crea una senda peatonal y ciclista de más de 10 kilómetros, abre nuevos espacios públicos y renueva zonas degradadas que durante décadas permanecieron desconectadas de la ciudad.
Las críticas de la oposición —especialmente del PSOE— se han centrado en la tala de árboles en puntos concretos. Pero reducir el proyecto a ese aspecto es ignorar la realidad: Cualquiera que quiera saber que es los que se va a hacer solo tiene que buscarlo ya que el Proyecto es público, y verá que esta actuación supondrá más árboles que antes, áreas verdes ampliadas, nuevos corredores paisajísticos y replantaciones en zonas como Esteiro. Lo que hoy algunos quieren generar como polémicas estériles formará parte de un espacio más verde, más sostenible, más ecológico, más transitable y más accesible. Abrir Ferrol al Mar es una oportunidad histórica para reconciliar la ciudad con su ría, modernizar la movilidad y crear un corredor verde que Ferrol llevaba décadas esperando.
Yo pienso y creo que no pienso mal, que la crítica siempre es legítima si tiene sentido, pero hacerlo sin atender al conjunto del proyecto roza la incoherencia política o demuestra la demagogia de las personas que lo realizan más bien.
Ferrol está viviendo su mejor momento en décadas: presupuestos aprobados todos los años, liderando la inversión de Galicia con proyectos en marcha, con inversiones aseguradas y llevando a cabo una transformación urbana que rompe con años de bloqueo.
El debate público debería centrarse en cómo mejorar los proyectos, no en sembrar ruido e intentar regresar a una época de enfrentamientos y polarización a la que los ferrolanos dijeron basta; debería centrarse en ofrecer alternativas, no sólo en estar instalados en la crítica permanente. Ferrol ya sabe lo que es vivir en parálisis. Hoy, por fin, vuelve a recordar lo que es avanzar.
La recuperación de la población, el incremento de trabajadores, la inversión en la ciudad son el síntoma de que Ferrol vuelve a creer en su futuro. No se trata de gobernar para gestionar lo urgente, sino de gobernar para construir lo importante. Ferrol está en esa dirección. Lo que toca ahora es no perder el paso ni dejarse guiar por la bilis de aquellos que aún no asumieron su derrota democrática en las urnas.
Galicia Ártabra Digital Noticias de Ferrol y la comarca de Ferrolterra.