Reflexión del “Estado de la Política”- ( Carlos J. García )

Carlos J. García

En estos últimos tiempos me he convertido, casi en exclusividad, en observador de lo que ocurre en este planeta llamado tierra. Nunca había estado tan pendiente de lo que sucede mas allá de mi entorno más próximo. Por lo menos no había reflexionado tanto sobre ello.

Quizás fuese por mi trabajo, o por mi poco interés de la cosa política, aunque es cierto, como ya comenté en otro momento, intenté interesarme por ella. Pero ese espacio de la política, no era mi sitio. Aunque reconozco que es necesario preocuparnos por ella, porque (viendo lo que estamos viendo y viviendo) sí no lo hacemos, otros se van a encargar de arrimar el ascua a su sardina y seguro que pensando en los demás no será. Solo tengo una
ideología: ser cristiano. Y como tal, evidentemente, intento (estoy aprendiendo) reflexionar sobre la cosa política del día a día.

Y ¿qué opino? Lo mas importante es que siento cierta vergüenza de todos los actores políticos. No creo en ninguno (tampoco en los obispos, de los que otro día opinaré).
Los políticos me parecen absolutamente vacíos de contenido y que los demás les preocupamos exclusivamente para que los votemos y puedan seguir desarrollando su profesión, que empezaron como aprendices en sus tiempos mas jóvenes, y, desde ese momento, no han hecho otra cosa. No son originales; no les oigo, solo les escucho ruido y paso muchas horas escuchando la radio y leyendo la prensa. Sus debates son, generalmente, (hay excepciones claro está), riñas, insultos, desprecios etc. convirtiendo algo tan importante y honorable como es el parlamentarismo, en una especie de mercado dedicado al “que hay de lo mío” y obediencia absoluta al líder.

Que decir de ejemplaridad en las formas, discursos, lenguaje y comportamientos morales. Insisto en ello porque son personajes públicos, que viven de erario público y que, de alguna manera, son formadores de la sociedad. Pero, seguramente, el día que explicaron tal concepto en clase, tendrían gripe. Pero es lo que tenemos, y más vale malo que peores (aunque suene a conformista), aunque parece que a más de uno le gustaría fuesen peores.

La culpa es de todos y sobre todo de los que han sido o, son, como yo: vivir de espaldas a lo que pasa y limitarnos, en todo caso, cada cuatro años a ir a depositar una papeleta, o ni eso, y hasta otra. La mayoría nos hemos olvidado de que tenemos el derecho, y obligación, de participar, de acudir a foros, de ser conscientes de lo que pasa, no ser egoístas en el sentido de que tal cosa me favorece; en una palabra de informarnos libremente. Tenemos que pensar en los demás, en las cosas que afectan a todos y que se hagan de la mejor manera posible para todos. No caigamos en una especie de derrotismo y dejarnos influir por gritos; por una palabrería y mensajería vacía. Tenemos la responsabilidad de cuidar nuestro Estado, España y prepararlo para aquellos que nos van a seguir y consigan que sea un Estado mejor, de oportunidades, de trabajo, de poder vivir como queramos, pero siempre respetando a los demás. No en un País como el que estamos viendo cada día con un Parlamento lleno de manos para tocar un botón y cobrar a fin de mes. Que trabajan mucho en Comisiones de Trabajo, en sesiones largas, etc. etc. Yo también y la mayoría de Vdes, también hemos trabajado y trabajan muchas horas con responsabilidad individual, no de un grupo que pertenece a un conglomerado en el que la responsabilidad se le supone, como a los que hicimos la mili. Viven en un mundo de “mandaos” y a seguir. ¿Les importamos?

Hoy hasta me he desahogado un poco, porque poco más puedo hacer que tratar de enseñar a mis nietos que con el futuro siempre hemos de ser optimista. Nos toca seguir arando…

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