Editorial-Cuatro años de servicio pastoral: Fernando García Cadiñanos, un obispo cercano y entregado

El día 4 de este mes se cumplen cuatro años desde que monseñor Fernando García Cadiñanos asumiera la misión de pastorear la diócesis de Mondoñedo-Ferrol. Su llegada, en septiembre de 2021, fue acogida con ilusión y esperanza, y el tiempo ha confirmado que esas expectativas no eran en vano. Hoy, al hacer balance de este periodo, resulta evidente que su ministerio episcopal se ha distinguido por la cercanía, la escucha activa y la entrega generosa a las comunidades que le han sido confiadas.

Uno de los rasgos más destacados de su episcopado es la cercanía con la gente. El obispo Fernando, que nos ha llegado de tierras burgalesas pero se hizo un «auténtico ferrolano-mindoniense mas»,  no se ha limitado a atender desde el despacho, sino que ha recorrido y recorre parroquias, visitado a los más necesitados y compartido con sencillez la vida de la diócesis. Su presencia constante en encuentros pastorales, celebraciones y visitas ha reforzado el sentido de unidad de una diócesis marcada por la diversidad geográfica y social.

En estos años, ha apostado con firmeza por revitalizar la pastoral juvenil y vocacional, consciente de que el futuro de la Iglesia se juega en la capacidad de anunciar el Evangelio a las nuevas generaciones. También ha dado un impulso renovado a la formación de agentes de pastoral y al acompañamiento de las familias, entendiendo que la misión evangelizadora se sostiene en la comunidad cristiana bien cuidada y formada.

Otro aspecto que merece ser subrayado es su compromiso con los más vulnerables. La diócesis de Mondoñedo-Ferrol, marcada por la crisis industrial y las dificultades económicas de muchas familias, ha encontrado en su obispo una voz clara y un apoyo decidido. Ha reforzado el papel de Cáritas y ha estado al lado de quienes más sufren, recordando siempre que la Iglesia debe ser hospital de campaña y lugar de acogida.

En el ámbito interno, ha trabajado con tesón por la comunión y la corresponsabilidad, favoreciendo la participación de laicos, consagrados y sacerdotes en la vida y misión diocesana. Ha promovido procesos de escucha y discernimiento, convencido de que un obispo no es un solista, sino un director que armoniza los distintos carismas en una misma sinfonía al servicio del Evangelio.

Estas cualidades —cercanía, entrega, escucha, defensa de los más débiles, promoción de la unidad y apertura al futuro— definen el perfil de un buen obispo, y en monseñor García Cadiñanos se han hecho realidad en estos cuatro años. Su testimonio recuerda que la Iglesia vive y crece cuando sus pastores son pastores con olor a oveja, guías que no se imponen, sino que acompañan.

Al cumplirse este cuarto aniversario, la diócesis de Mondoñedo-Ferrol puede mirar con gratitud el camino recorrido y con esperanza el horizonte que se abre.

Porque en la persona y el ministerio de su obispo encuentra un pastor fiel, humilde y comprometido con el servicio del Evangelio.

Desde Galicia Ártabra se lo hemos reconocido al concederle en el apartado de premios ártabros 2022-23 el Ártabro de «Entrega a los demás».

Felicidades desde un medio que pregona la defensa del Humanismo Cristiano y agradecimiento por su incansable labor.

¡Qué el Señor nos lo conserve muchos años!

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