¿A qué esperan los señores obispos?. (José L.Álvarez)

José Luis Álvarez

Estos días pasados he venido siguiendo en rrss la más que curiosa y demoniaca noticia del ordenamiento de una obispa de la que algunos y algunas dicen pertenece a la iglesia católica.

Una mujer , de la que la curiosidad me ha llevado a indagar sobre su base, su cultura eclesial y sobre todo su monaguillo.

Y menuda sorpresa …nada menos que un sacerdote  inicialmente de nuestra diócesis, un cura de los que se denominaban progres y que se ha convertido en el pelele de una…

Si claro, me refiero al que aún se llama Vitorino, porque es tan cambiachaquetas que cualquier dia se cambiará de nombre. En Ferrol fue párroco de San Pablo, San Juan y Santa Marina. Me cuentan que en su última misa como sacerdote normal diocesano , en un 30 de junio de 2006 , se dirigió a los fieles y les contó  que se había enamorado, se fue, aunque no colgó, como suele decirse, los hábitos,aunque se casó poco después…con la señora nueva obispa. Curiosamente el entonces obispo de la diócesis mindoniense-ferrolana en lugar de… lo mandó  de vacaciones pagadas durante un año para que rehiciera su vida.

Soy un sencillo fiel de la Iglesia Católica y ante tanta suciedad, un tio por llamarle algo que está pero no está, que según me cuentan sigue oficiando, que se casa con una señora a la que conoció cuando estaba casada con otro hombre, que permitió que esa señora , según dicen, fuese ordenada sacerdotisa, y ahora obispa..aquí hace falta un mas que bien profesional de la salud mental.

Y la frase que me viene a la mente es ..¡Basta de silencio cómplice! Excomunión pública ya para Vitorino Pérez Prieto por apoyar una consagración episcopal herética.

Y tras una frase  una súplica a los miembros de la Conferencia Episcopal Española, en especial a los de la comunidad de Galicia

Me dirijo a ustedes con la conciencia dolorida pero firme de quien ama , de quienes aman a la Iglesia, ante la grave, escandalosa e inaceptable impunidad del presbítero Vitorino Pérez Prieto, quien ha cruzado ya todas las líneas rojas de la doctrina, la disciplina y la fidelidad eclesial.

Ya no estamos ante un simple apoyo simbólico a la ordenación ilegítima de mujeres. Ahora el mismo Vitorino Pérez Prieto ha sido fotografiado y grabado participando en un acto de consagración herética, donde la activista Christina Moreira, conocida por proclamarse falsamente “presbítera católica”, ha dado un paso más, proclamándose ahora “obispa”. No solo viola la doctrina: se declara por encima de la Iglesia, del Papa y del mismo Cristo.

Y Vitorino, presbítero incardinado y no reducido al estado laical, aparece revestido, proclamando lecturas, en presencia de esta falsificación sacramental, sin mostrar ni arrepentimiento ni retractación alguna. Se ha convertido en cómplice activo y reiterado de una estructura de herejía, sacrilegio y cisma.

Esto exige, de inmediato, la declaración pública de excomunión latae sententiae para Vitorino Pérez Prieto, por incurrir en herejía, al negar de hecho el Magisterio de la Iglesia sobre el sacramento del orden; en cisma, al colaborar con quienes se apartan de la autoridad del Papa y de la fe católica; y en simulación sacramental, al participar en una acción que pretende suplantar un sacramento.

Asimismo, debe ejecutarse sin más demora la suspensión a Divinis, iniciada años atrás por el obispo emérito Manuel Sánchez Monge, pero lamentablemente archivada sin resolución. Y si se confirma, como ella misma ha afirmado públicamente, que Christina Moreira está casada civilmente con Vitorino, entonces debe procederse a su reducción al estado laical, por la ruptura objetiva del celibato y el doble escándalo público.

Es urgente además una declaración oficial por parte de la diócesis correspondiente, que reafirme —como ya lo hizo la Archidiócesis de Santiago de Compostela en 2015— que Christina Moreira no está ni puede estar ordenada, ni como presbítera ni como obispa, porque la Iglesia no tiene autoridad para conferir el orden sagrado a las mujeres (cf. Ordinatio Sacerdotalis, Juan Pablo II).

Debe también publicarse un mensaje claro y pastoral al Pueblo de Dios, que enseñe con valentía que quien colabora en la simulación de sacramentos incurre en pecado grave y censura canónica, y que la misericordia no puede justificar la tolerancia del error doctrinal ni litúrgico.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, por decreto aprobado por el Papa Benedicto XVI, estableció en 2007 que “quien intenta conferir o recibir una ordenación sagrada a una mujer, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Santa Sede”. Este decreto fue publicado, entre otros medios, por Infocatólica, y sigue plenamente vigente.

El canon 1364 §1 del Código de Derecho Canónico establece que “el apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurre en excomunión latae sententiae”. No hay duda: participar activa y públicamente en una consagración episcopal inválida y cismática de una mujer es un acto de cisma objetivo. Negar la esencia sacramental del orden instituido por Cristo no es una opinión pastoral: es una ruptura con la fe de la Iglesia universal.

El canon 1379 §3, reformado por el Papa Francisco en Pascite gregem Dei, añade que quien administra un sacramento de forma ilícita, o lo simula, puede ser castigado con suspensión, interdicto y, si es clérigo, con reducción al estado laical.

Mientras sacerdotes humildes y fieles son sancionados por expresar opiniones personales, Vitorino Pérez Prieto sigue actuando como si fuera libre de construir su propia Iglesia paralela, sin obedecer ni al Papa, ni al Magisterio, ni a los sacramentos verdaderos. La inacción ante este caso mina la credibilidad de la jerarquía, desacredita la pastoral auténtica y confunde a los fieles sencillos que buscan a Cristo en la verdad.

Los escándalos no desaparecen ignorándolos. La caridad pastoral no puede ser sinónimo de tolerancia cobarde, ni el diálogo sin límites puede excusar la traición doctrinal. Ustedes, como obispos, tienen la grave obligación de ejercer el poder de santificar, enseñar y gobernar, y no pueden abdicar de esa responsabilidad cuando el enemigo está dentro del presbiterio.

Si Vitorino Pérez Prieto sigue sin recibir ninguna sanción, si no se proclama con claridad que su participación en una “ordenación episcopal” inválida y cismática lo ha puesto fuera de la comunión eclesial, entonces ustedes serán responsables directos del escándalo, del daño a la fe y de permitir la burla de los sacramentos.

Así  que solo me queda pensar en como Cristo expulsó del templo a los mercaderes y como Victorino Pérez Prieto junto con su obispa también deben ser expulsados .

Ya se que solo soy una arena de una playa inmensa pero mi obligación como creyente es la de decir bien alto

¡Declaren la excomunión ya!
¡Protejan la Iglesia!
¡Defiendan los sacramentos!

Y todo, como decía un admirado político…»sin acritú» 

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