Nunca cojas un cuchillo mientras está cayendo

Antonio Miguel Carmona (Director Diario Progresista)

Miles de millones de euros andan escondidos, dentro y fuera de nuestra nación, de residentes y no residentes en España, dispuestos a invertir en nuestro país si se dan las condiciones adecuadas para ello y el gobierno, en vez de inestable, deja de contradecirse en su propia debilidad.

¿En qué invertir? Las oportunidades de negocio no parecen un buen aliciente (de momento) ante una demanda deprimida por la reforma laboral y los recortes presupuestarios. Los activos mobiliarios, la bolsa, no parece un lugar cómodo donde esperar. Y, los activos inmobiliarios, los inmuebles, ven caer su precio sin remedio.

Los inversores, residentes y no residentes, no compran suelo hasta que el proceso a la baja no se detenga. ¿Por qué comprar ahora si puedo adquirirlo más barato mañana? Sería como coger un cuchillo mientras está cayendo. Prefiero estar en liquidez aunque mi espera, diría el interesado inversor, deprima la economía nacional. Es lo que se llama en Economía “Trampa dela Liquidez”.

Y esto es lo que debe tratar de solucionar el banco malo, no solo de beneficiar a los bancos. Tras negar Luis de Guindos el 22 de abril de 2012 que fuera a poner en marcha un banco malo –“ni bueno, ni malo”, afirmó-, comienza a funcionar una experiencia similar a la llevada a cabo en Irlanda, Holanda o Alemania.

Los inmuebles tóxicos salen de los activos bancarios porquela Sociedadde Gestión de Activos procedentes de la   ReestructuraciónBancaria(Sareb), que es como se llama, y los adquiere con un descuento medio del 63% (54% en el caso de pisos). Tengo que decir en este punto que podíamos haber presionado más a los bancos logrando un descuento mayor como señala, no sólo yo, sino la propia Comisión Europea.

El banco malo o Sareb se encontrará con los activos inmobiliarios de los bancos nacionalizados (Bankia, CataluyanCaixa, Novagalicia Banco y Banco de Valencia), así como de una parte de otros. Los irá suministrando al mercado tratando de ganar entre un 10% y un 15% de rentabilidad por la operación de tal manera que, ni inversores privados, ni el Estado, pierdan dinero sino que obtengan una plusvalía.

Esa es la clave. Al estar obligados a obtener una rentabilidad, tras una probable caída inicial, deberían frenar la disminución de los precios, lograr que el proceso de a la baja se detenga, y, si logran abrir el proceso (que no es fácil), comenzarán a subir los pisos ligeramente (o a no bajar), iniciándose el proceso de entrada de los inversores. En Irlanda, por ejemplo, han fracasado.

Pero, ¿es posible que sólo se trate de liberar a los bancos? Aprovecho para señalar que tenemos una oportunidad de oro para crear un gran banco de viviendas público con el que podemos hacer una gran obra social y liberar a muchos jóvenes -y no tan jóvenes- de la pesada carga de la compra de un piso a precios no asequibles, de lograr la independencia o la autonomía personal o de destinar sus ahorros al pago de mejores actividades que ayuden a levantar este país.

En cualquier caso, el Sareb tiene por delante la difícil tarea de sacarnos de la trampa de la liquidez evitando que sigan cayendo los precios. No tengo ninguna confianza en que los gestores lo sepan hacer bien, pero me veo en la obligación de explicar lo que ellos aún no han sabido explicar a la gente: la guerra contrala Trampadela Liquidez.

Mientras esto no ocurra, mientras no lo hagan bien, los inversores no meterán dinero en la economía española si prevén que los activos mañana van a estar más baratos. No cogerán nunca un cuchillo mientras está cayendo.

 

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