Los recortes también ganan

Miguel Ángel Pazos Fernández

Apenas nadie ha reparado en la resaca electoral catalana en otro dato muy interesante, dejando al margen el tema de que la mayoría de los asientos en el Parlamento son de formaciones que promulgan una Cataluña independiente.

Y es que los catalanes también han refrendado las políticas de austeridad, puesto que si sumamos los escaños de los partidos que promulgan estas recetas (CiU y PP) también dan una mayoría absoluta y un respaldo contundende a las mismas.

Así pues, el resultado arrojado viene a confirmar lo que pasó hace un mes en Galicia: los recortes también pueden venderse bien, aunque Mas haya perdido una parte importante de su electorado, el PP también ha ganado votos y aumenta un escaño, algo que, teniendo en cuenta los recortes de Rajoy y su impopularidad, puede considerarse un modesto éxito dentro de sus posibilidades.

Pero el tema no era éste. El tema se centraba en cómo quedaría Artur Mas y su formación después de haber pedido una “mayoría excepcional” y holgada para llevar a cabo su proyecto de “Estado propio”. Y la verdad es que no le ha salido del todo bien.

Si bien es cierto que las formaciones pro-independencia (CiU hasta ahora nunca se había presentado así) han obtenido también una mayoria, Mas ha pagado los platos rotos y ha perdido los apoyos de parte de su electorado tradicional. Probablemente por eso; porque CiU nunca ha sido abiertamente independentista y gozaba (y todavía tiene a Unió) en su seno de un nacionalismo moderado que quería seguir integrado dentro de España.

Es por eso que la mayoría del electorado abiertamente independentista le ha dado la espalda y ha optado por ERC, siendo Oriol Junqueras el gran ganador de esta cita electoral y aumentando sus escaños de 10 a 21. El PSC pasa a ser el gran perdedor, bajando nada menos que 8 escaños, dejando claro que la mayoría de su electorado se ha ido a C’s, con un Albert Rivera que sale fortalecido como uno de los líderes más jovenes y prometedores de España y con 9 escaños en un Parlamento muy polarizado.

Esto deja a Mas en una posición complicada. Cuando antes tenía 62 escaños y un PP dispuesto a apoyarle para hacer recortes de gasto drásticos y necesarios, ahora se ha deshecho de ese apoyo pensando que iba a lograr una gran mayoría que le ha dado la espalda. El PP ya no va a ser su posible alianza de cara al futuro, y eso es muy negativo para una Cataluña que sigue precisando de unos recortes muy drásticos y que tiene que seguir saneando sus cuentas públicas.

En cambio, Mas gana como socio a ERC. Un partido que, además de independentista, es de corte muy izquierdista, totalmente alejado de las posiciones que defiende CiU en materia económica. Difícil cuestión para un Mas que ha pasado de una posición cómoda y reconfortante a una situación donde las caras largas de los líderes de CiU  no dejaban lugar a dudas en la noche electoral: han fracasado.

Ahora Mas tendrá que recapacitar qué es lo que quiere hacer. Si seguir negociando un panorama fiscal nuevo dentro de España con el PP y, mientras tanto, seguir aplicando los ajustes necesarios e inexcusables para salir de la crisis; o hablar con una ERC que, de gobernar, introduciría unas medidas económicas que dejarían a Cataluña peor de lo que está, pero a cambio de una independencia difícil de materializar.

Mas elige: ajuste fiscal o independencia.

 


 

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