Lo único que le interesa-(Gabriel Elorriaga F.)

Gabriel Elorriaga F.-Ex diputado y ex senador

Dicen los críticos que Pedro Sánchez está jugando a destruir la obra de las generaciones anteriores que consiguieron la evolución pacífica y laboriosa de España. El procedimiento es enterrar en la misma época que Franco moría en la cama de un hospital de la Seguridad Social edificado por él mismo y que se llamaba y se sigue llamando “La Paz”, borrando a todos quienes le sobrevivieron para asumir el protagonismo él y sus compinches que no vivieron el trance de la Transición.

La verdad es que no fue tan fácil el cambio como saben y han escrito protagonistas más serios y más antiguos que Sánchez. En primer lugar S.M. el Rey democratizador D. Juan Carlos I, por mucho que le pese tenerlo fuera de su alcance. También habría que contar con el acuerdo básico esencial: los Pactos de la Moncloa tejidos por Santiago Carrillo, Adolfo Suarez y Manuel Fraga cuando el renovado PSOE aún era solo un amistoso invitado. Pero todo venía de lejos, desde cuando en las entrañas del régimen se comenzó a pensar en términos de futuro.

Sería injusto olvidar a Dionisio Ridruejo que fue como un padre rebelde para todos o el padre Llanos con su carné eurocomunista, o a Joaquín Ruiz Jiménez cambiando la universidad, o a Enrique Múgica, Ruiz Gallardón y más adelante Torcuato Fernández Miranda y Alfonso Osorio y un bien apoyado por Willy Brandt y viajante siempre tutelado por la Presidencia del Gobierno, Felipe González.

No sería cuestión de un artículo sino de un historiador reconstruir la lista de todos quienes aportaron su esfuerzo a la tarea del cambio democrático llamado Transición que culminó con la aprobación de la Constitución de 1978, cuando Sánchez no había nacido políticamente y eso le molesta. A Sánchez lo único que le interesa hoy es retorcer aquella Constitución para seguir gobernando y librar a su esposa y a su hermano y al fiscal predilecto del peso de la ley. Desazona y avergüenza esta conducta. Pero así es o así parece. Quizá espera que no quede nadie vivo para contar tormentas también en la Casa Real.

Punto y aparte

En estos días el Rey Felipe VI impuso merecidamente el Toisón de Oro a su madre la reina Sofía. También lo habría merecido su abuela Dª María de las Mercedes, la señora que no reinó para favorecer el reinado democratizador de Juan Carlos I. También lo merecía con creces la reina Victoria Eugenia, madre, abuela y madrina de D. Juan Carlos, que con autoridad en un bautizo histórico donde yo estaba presente dijo no tan discretamente que no se supiese:—“General, le pido que cumpla el último deseo de su reina: nombre sucesor en vida”.

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