Un crimen gastronómico se cierne sobre el Roscón de Reyes-(Pedro Sande García)

Pedro Sande García

  En diciembre de 2023 publiqué una crónica (https://galiciaartabra.es/archivos/316523) en la que hacía referencia al atentado gastronómico que se estaba perpetrando sobre el turrón. La crónica citaba la loca carrera comercial en la que algunos productores, en compañía de afamados cocineros, se habían embarcado con el objetivo de ofrecer el turrón más original. Capuchino, tiramisú, red velvet, gin fresa puerto de indias, palomitas y caramelo, de donuts, de chupa chups, de jamón, de foie de pato con praline, de nachos con chocolate blanco, de gofre, de arroz con leche, de chocolate con churros, de cerveza. Sabores todos ellos con los que querían conquistar las mesas navideñas. Creo que aquel dislate, por las pocas referencias que he visto en la última campaña navideña, se quedó en una alucinación puntual producto de un lunático afán innovador.

    Este año vuelven a la carga con otro sacrilegio culinario, esta vez la inocente víctima es el Roscón de Reyes. Roscones rellenos de anchoas, callos, morcilla, de sobrasada, foie, de rabo de toro y aún no ha hablado, por decir algo, de esta nueva transgresión el famoso y premiado cocinero reconocido por su elegante gesto al saludar, sacar la lengua y poner los cuernos.

    Comencé a imaginar estas palabras en los primeros días del año 2025, estas navidades he estado muy perezoso en mi actividad literaria. Mientras lo hacía escuché en la televisión que en algunas ciudades iban a adelantar la fecha de la cabalgata de reyes debido al pronóstico de lluvia para el día 5. La noticia me pareció otro desatino similar a los innovadores rellenos que se estaban cocinando para el roscón de reyes. Si es por una cuestión meteorológica pues que cambien el día de Reyes por alguna fecha del mes de agosto y así se podría hacer un Roscón relleno de sardinas y en vez de mojarlo en chocolate que se sumerja en un buen gazpacho. El problema de hacerlo en un mes estival es que cuando interviniera riesgos laborales impediría que los Reyes portaran sus capas y elegante vestimenta, no vaya a ser que a sus Majestades les pueda dar un golpe de calor. En este caso propongo, para mantener la galanura de los Magos de Oriente, que se vistieran con una guayabera de color suave, azul cielo o algún tono cálido y unas alpargatas con el color a juego. Y por favor, que no dejen intervenir en el diseño de sus vestimentas a los creadores de los nuevos roscones ya que entonces la distinción de sus Majestades sería destrozada con unos pantalones pirata.

    Cuando me puse a pensar como podría ser la experiencia culinaria de comer uno de estos nuevos roscones se me vino a la cabeza el roscón relleno de callos. Me imagino que sería de callos a la Madrileña ya que si fuera de callos a la Gallega convertiría el acto de mojarlo en chocolate en un auténtico ejercicio de malabarismo, por aquello de los
garbanzos chapoteando sobre el cacao caliente.

    El turrón y el roscón deberían ser declarados Patrimonio de la Humanidad y así evitar estos ataques despiadados perpetrados por mentes e imaginaciones disparatadas.
Como ya les he comentado, en estas últimas fechas navideñas el ataque al turrón ha rebajado su crueldad, es posible que debido a la defensa numantina de los que pensamos que el turrón y los roscones, al igual que los callos, por favor con garbanzos y mucho comino, son una maravilla de nuestra cocina que nunca se deben mezclar. La
combinación de ambas exquisiteces además de un crimen gastronómico es una elucubración de mentes que confunden la evolución con la distorsión.

    Espero que 2025 sea un año muy próspero para todos ustedes y sobre todo, cuídense mucho.

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