Julia M.ª Dopico Vale
La gran ópera de G. Puccini, Tosca, basada en la obra del dramaturgo francés, Victorien Sardou estrenada en París en 1887 y libreto de Gioacosa e Ilica, acaba de ser representada en el Teatro Jofre de Ferrol con la Compañía Lírica Ópera 2001 en co-producción con Ópera de Massy (París-Sud) bajo la dirección musical de Martin Mázik, internacionalmente aclamado y reconocido por su integridad de interpretación, la escénica a cargo de Aquiles Machado, cuyo repertorio abarca tanto la ópera francesa como la italiana, música de cámara, oratorio y recital y la escenográfica de Alfredo Troisi, diseñador de escenografías y vestuario para la mayoría de las compañías de grandes teatros internacionales y un elenco de cantantes líricos de primera junto al Coro Lírico Siciliano, que supieron recrear magníficamente una de las más representativas obras del verismo italiano, cuya acción se desarrolla en Roma en el marco de la invasión napoleónica de Italia y que a través de sus personajes, presenta la historia que combina junto a la situación política de aquellos momentos vivida en Italia, los temas del amor, los celos, la intriga, la pasión y la muerte, convirtiéndose en un intenso drama de bellísimas arias, como la famosa Vissi d´arte‒viví para el arte‒, E lucevan le stelle o Recóndita armonía.
Opera 2001, creada con la finalidad de producir espectáculos líricos en distintos países europeos ha conseguido atraer al público con esta ópera romántica, verista y nacionalista escrita por uno de los más grandes compositores de su tiempo: “un visionario, creador de los conceptos que regirían el cine durante el S. XX”, sabiendo manejar los recursos musicales para conseguir los efectos requeridos para el dramatismo de la obra, como en los pasajes puramente instrumentales que generan incertidumbre ante lo que está por acontecer.
Y así ocurrió en esta magnífica interpretación de Tosca en Ferrol, que a nadie dejó indiferente.