Una nueva especie invasora, los charlatanes- (Pedro Sande)

Pedro Sande García

Las dos características que convierten a una especie en invasora son, la primera, que siempre ha existido y la segunda es que cuando sale de su hábitat natural e invade otros lugares lo hace aniquilando otras especies originarias del territorio invadido.

Hay especies invasoras de todo tipo, tanto en el mundo animal como en el vegetal.
Por citar algunos ejemplos. La Caulerpa taxifolia y la caulerpa racemosa son algas de origen tropical que han invadido el mar Mediterráneo siendo una amenaza para las praderas de posidonia oceánica, un planta fundamental para mantener el equilibrio del ecosistema marino. La avispa velutina o asiática es el mayor enemigo para las abejas a las que ataca y devora. La cotorra verde o argentina que además de su insoportable griterío es una amenaza para los gorriones. No me quiero extender con más ejemplos y he dejado para el final uno de los casos más aterradores de especie invasora, el hombre blanco y la conquista del oeste.

Los charlatanes cumplen las dos características que he enumerado al comienzo de este artículo, siempre han existido, aunque en entornos acotados. Curanderos, visionarios, vendedores de todo tipo de artilugios, líderes religiosos y políticos y seguro que muchos más que a ustedes se les pueda ocurrir. La segunda característica, la de la
invasión de otros hábitats y la destrucción de las especies originarias requiere alguna palabra más. El origen de esta invasión, sin una fecha concreta, comienza con la expansión de los medios de comunicación y explosiona con la aparición de internet y las redes sociales. Parece evidente que internet es su medio natural ya que es un hábitat de
reciente aparición y por lo tanto no había otras especies tradicionales a las que tuvieran que aniquilar. Pero también han dado el salto a otros hábitats donde sí se está produciendo la aniquilación de los moradores de toda la vida. Cronistas, articulistas, comentaristas y contertulios los cuales además de hablar y escribir con una cuidada prosa emitían sus opiniones e ideas de forma juiciosa, con criterio y argumentos. Los charlatanes no saben argumentar, tampoco valorar y la posesión de criterio les obligaría a tener juicio, cordura y sensatez, características que de tenerlas les produciría una nefasta reacción alérgica. Sobre la cuidada prosa es incompatible con el griterío.

El origen de este artículo surgió en una de mis caminatas por el parque del Buen Retiro, se me ocurrió que tenía que averiguar cuantos artículos periodísticos se escriben a diario en España. La cantidad de cifras dispares que leí me hizo desistir de seguir con esta pequeña indagación y me quedé con el dato, cuyo rango ya nos da una idea de la
poca certeza que puede tener la cifra, entre 50 y 100 mil artículos se escriben al día en el mundo. La verdad que no me dice nada, y si fueran 30 mil o dos millones tampoco, mi ocurrencia no iba a tener respuesta en algo que me sorprendiera. En realidad la cuestión que si me llama la atención, y me circunscribo a nuestro país, es la temática en la que se centra cada uno de los artículos que se publican a diario. Mediante un experimento empírico y fijándome en los principales diarios editados en castellano creo que no me equivoco al decir que alrededor del noventa por ciento de los artículos están centrados en una temática política o deportiva. Me parece un dato preocupante ya que de él se infiere la poca imaginación que tienen los articulistas o la falta de interés por otros temas de los lectores. Si a la prensa escrita le añadimos televisión, radio y redes sociales y analizamos ya no solo el contenido también el continente el panorama es desolador. Todos los medios  están siendo invadidos por vulgares charlatanes y propagandistas que lanzan consignas vacías e inconsistentes y donde el uso de la maravillosa riqueza de nuestra lengua ha desaparecido.

Me he preguntado en más de una ocasión, mientras escribía este artículo, si yo soy un charlatán. Es posible y a quien lo piense le diría que no le voy a llevar la contraria. Si me gustaría puntualizar que no es mi objetivo ni invadir ningún hábitat ni aniquilar a ninguna especie. En cualquier caso nada cambiaría mi decisión de seguir escribiendo, algo necesario que hago por puro disfrute y por ser una de las piezas fundamentales que mantienen en equilibrio el engranaje de mi estado anímico.

Les he dicho el lugar donde surgió la idea de escribir este artículo pero también hay una razón, la lectura en la que estaba enfrascado y que he terminado a la vez que le doy los últimos retoques a esta crónica. Londres, una recopilación de los excelentes y maravillosos, esta última palabra denostada en estos tiempos de vulgaridad que nos toca vivir, artículos escritos por uno de los grandes cronistas que ha dado este país, Julio Camba. Nacido en Villanueva de Arosa, fue corresponsal para el diario El Mundo en la capital londinense a principios del siglo pasado. Su seriedad provocadora, su educado humor y su austera maestría convierten la recopilación de estos artículos en el reflejo de unos tiempos donde la crónica periodística alcanzó los adjetivos de magnífica y soberbia.

Permítanme que las últimas palabras de esta crónica, quizás algo extensas, sirvan para mostrarles el exquisito manejo de la lengua que Julio Camba utilizó en su etapa londinense

   En un roast-beff.

Yo creía que a los ingleses les gustaba mucho el roast-beef, las patatas y las coles. Pues no hay nada de eso. Lo mismo comerían cartón si el cartón alimentara.
Si estos ingleses no tienen imaginación en la cabeza, ¿cómo van a tenerla en el estómago? Desde tiempo inmemorial los ingleses vienen comiendo roast-beef porque todavía no se les ha ocurrido comer otra cosa. El roast-beef inglés representa una falta de capacidad imaginativa.

   El arte del interviú.

Los periódicos de Madrid se quejan, simultáneamente, del exceso de calor y de la falta de asuntos. «Ha llegado el calor. No pasa nada». En el invierno tampoco pasa nada pero hay la política. Los periódicos españoles viven de la política como la mayoría de los ciudadanos. Ahí los periódicos no hablan más que de política, y la gente también. En cuanto dos españoles se reúnen, ya están hablando de política. Todos los españoles son políticos, y esta es, probablemente, la causa de que España esté tan mal gobernada. En el verano se acaba la política, y es como se si
se acabara el mundo.

Perdonen ustedes por este anticipo, ahora denominado de forma vulgar spoiler, pero no solo pretendía encender en ustedes la llama de leer esta excelente recopilación  de artículos de Julio Camba, sino también terminar este artículo con unas palabras de Don Julio con las que espero que hayan sonreído y disfrutado como yo lo he hecho.

Cuídense mucho.

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