Juan Cardona, (juan@juancardona.es)
Parece que pueda ser precipitado buscar responsables, más o menos directos, de las gravísimas consecuencias de la DANA que ha azotado, y sigue azotando, el Levante español, zonas atlánticas andaluzas y territorios de la Comunidad de Castilla La Mancha.
Ante hechos de tal magnitud con más de dos centenares de fallecidos, al día de hoy, y miles de personas desaparecidas; con un desastre económico aún sin valorar, ningún político quiere figurar en exclusiva como «número uno» en la dirección de las operaciones de rescate y auxilio de las zonas de catástrofe. La polémica con la falta de acierto y efectividad de los avisos por riesgos meteorológicos. Mezclamos las alertas de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) con las Autonómicas: En esas horas, entre una y otra, se han producido la mayoría de los fallecimientos y desaparecidos. Pasado el tiempo se reproduce el problema con las Unidades y Medios que podrían auxiliar a la población: inicialmente han sido raquíticos y desproporcionados. Un clamor: ¿Dónde estaba el Ejercito? ¿Quién coordinaba los Cuerpos de Seguridad del Estado? ¿Protección Civil de las zonas estaban preparadas para atender tal catástrofe? ¿Es ágil el sistema de alertas? Preguntas sin respuesta; ya que detrás de cada una de ellas aparece la palabra que nadie quiere asumir: “Responsable”
Nuestra Constitución establece en su artículo 116 los estados de alarma, excepción y sitio que otorgan poderes excepcionales a las autoridades civiles o militares para poder afrontar situaciones extraordinarias y graves y la Ley Orgánica que los regula establece en su artículo 4º: «El Gobierno, en uso de las facultades que le otorga el artículo 116, de la Constitución podrá declarar el estado de alarma, en todo o parte del territorio nacional, cuando se produzca alguna de las siguientes alteraciones graves de la normalidad.
a) Catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones, incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud».
Ya tenemos la primera discusión ¿Debió actuar el Gobierno? Actuar no actuó; ya que no declaró el estado de alarma y se limitó a derivar la responsabilidad del mando al Presidente de la Comunidad Valenciana. Alguien le debió apuntar al presimiente Sánchez, que el artículo 7º de esa misma Ley dice que las competencias pueden ser delegadas al Presidente de la Comunidad cuando la declaración afecte exclusivamente a todo o parte del territorio de una Comunidad. Pero…: no se puede delegar una función si antes no se ha asumido, y en todo caso dejaría al margen otras Comunidades como Castilla la Mancha o Andalucía.
Pregunta tras pregunta. ¿Puede movilizar el Presidente de una Comunidad Autónoma al Ejército? ¿Puede ordenar a la Guardia Civil misiones concretas? Preguntas, preguntas… Para rematar la confusión, la señora Robles entrevistada en la Sexta: «Desde el primer momento el Ejército estaba esperando a que se le llamara, no ha fallado nunca», ha insistido la ministra. Y lo remata matizando: «El Ejército tiene una presencia disuasoria. Lo que no podemos es que en un país el Ejército lo haga todo, sus labores, las labores que corresponden a la Administración, en este caso la Administración valenciana o, en este caso, labores de seguridad».
Conclusión, quizás precipitada, Presidente vístase por los pies y tomé el timón. Cese a quien tenga que cesar, arregle lo de las alarmas, acepte las ayudas exteriores y por supuesto, doña Margarita está muy mustia y que el lunes no aparezca por el ministerio.
Si queremos llegar a buen puerto necesitamos un buen timonel, el comandante de un buque nunca duerme, siempre es responsable. Me olvidaba, presidente: ¿Ya está arreglado lo de la erupción del volcán de La Palma o siguen los afectados esperando después de tres años lo prometido? Lo de Lorca le queda un poco lejos; pero échele un ojo.
Después de tres días de espantosa actualidad.
Muy buen comentario,así teníamos que manifestarnos todos,