La cocina del CIS y la mía. (Enrique Barrera Beitia)

Enrique Barrera Beitia
Distinta a las abundantes encuestas de garrafón, la del CIS padece el mal trabajo de unos cocineros que estropean una materia prima tan magnífica, que no puede menos que ser minuciosamente escrutada por cualquier analista o sociólogo. Un servidor también ha cocinado los datos en bruto de su último barómetro, y he llegado a la conclusión de que el bloque de derechas aventaja al de izquierdas en 6.5 puntos (en 2023 fue de 1.5), más por la desmovilización que por el trasvase de votantes (sólo 300.000 del PSOE al PP), y calculo que podría movilizar con sus socios alrededor de 180 escaños, 5 por encima de la mayoría absoluta. En definitiva, nada determinante a falta de treinta meses para las elecciones.

Les explico mi análisis. El barómetro electoral del último CIS encuestó a 4.005 personas, la mayor muestra de todas las encuestadoras. Como todos sabemos, la muestra tiene que estar debidamente estratificada por sexo, edades y lugar de residencia. A continuación se obtiene la intención de voto directo y la simpatía hacia cada partido, y sumando ambos conceptos se obtiene la cifra estimada de voto. El problema es que aunque la muestra del CIS concede un recuerdo de voto a Vox y Sumar que se ajusta al resultado real obtenido en las pasadas elecciones, falla con los dos partidos mayoritarios porque da mayor recuerdo de voto a los socialistas, que quedaron por detrás del PP. Estas desviaciones no deberían suponer problema si se les aplica un corrector, pero no observo que se haga, y también tengo la impresión de que hay un cierto sesgo a favor del bipartidismo. En consecuencia, estos son el resultado real en las pasadas elecciones, lo que dice el CIS y lo que yo calculo.


Datos reales y percepciones falsas, y el escándalo de Errejón

En contra de lo que muchos puedan pensar, esta caída en la fidelidad de votos de los partidos del gobierno no tiene que ver con la vorágine de procesos judiciales, porque en el votante de izquierda se ha instalado la idea de que esta ofensiva se sostiene por la animadversión de los jueces conservadores contra la izquierda en general y contra Pedro Sánchez en particular, y que careciendo de pruebas para abrir juicio oral, estos casos terminarán muriendo en el Tribunal Constitucional como última instancia. También hay que tener en cuenta que aunque el caso Koldo debería terminar encapsulado fuera del gobierno, el escándalo sexual de Íñigo Errejón si puede tener mucha incidencia, y dependerá de cómo lo gestionen el conjunto de partidos políticos que forman la izquierda alternativa al PSOE.

¿Por qué entonces el gobierno ha perdido apoyos? Porque lleva meses sin aprobar leyes y porque se suceden críticas en público entre ministros socialistas y de Sumar, algo que el votante de izquierdas penaliza mucho. Sin embargo, no hay razón para pensar que esta situación sea irreversible, porque hay medidas que pueden salir adelante en lo que queda de año, como la reducción de la jornada laboral, la modificación de la Ley Mordaza, o incluso un acuerdo sobre los alquileres de viviendas y la reforma del modelo de financiación autonómica, pero lo realmente decisivo sería la aprobación de los presupuesto. Si es así, ocurrirá en los primeros meses del año que viene, porque hay que esperar a que el Tribunal Constitucional resuelva la situación de Carles Puijdemont y dictará su resolución entre marzo y junio de 2025. Leo en La Razón un artículo de Carmen Morodo indicando que al gobierno le interesa alargar al máximo los plazos, pero yo no comparto su opinión aunque esté bien argumentada.

A partir de este momento, los presupuestos se aprobarán rápidamente, se acelerará la producción legislativa y debería reducirse la distancia entre bloques.

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