Aumentan los arroaces varados en Galicia: en lo que va de 2024 se superó la media anual de las últimas tres décadas

Expertos denuncian el acoso que sufren estas especies: «La sonrisa de un delfín no representa su alegría, lo que se ve es su sufrimiento».

Tan sólo en el primer semestre del año se han registrado en Galicia más arroaces muertos que en la media anual de las últimas tres décadas – CEMMA

Tan solo en lo que va de este 2024 se han registrado en Galicia más arroaces muertos que en la media anual de las últimas tres décadas. La voz de alerta la ha dado la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), después de registrar en aguas gallegas un elevado índice de varamientos de estos cetáceos.

De este modo, la ONG, centrada en el estudio y divulgación de los mamíferos marinos y las tortugas marinas de Galicia, ha llamado la atención sobre esta situación, además de constatar el hecho de que no necesariamente que se produzcan más avistamientos o se preste ahora más atención a los mismos significa que haya más ejemplares.

Entonces, ¿por qué hay más varamientos? Los expertos no tienen conclusiones cerradas, aunque apuntan que «la captura accidental siempre influye» sin ser, en todo caso, «responsable de todas las muertes». El dato objetivo es que, en lo que va de este 2024, en las costas gallegas se computaron 26 muertes cuando la media anual de las últimas tres décadas fue de 18.

En esta coyuntura, Alfredo López, biólogo y miembro de la Cemma, explica que precisamente el registro de varamientos es el único índice indirecto que tienen para «saber si hay o no hay» o si han aumentado o no especies como los delfines en estas aguas.

«En los años 2000, por ejemplo, los varamientos se daban sobre todo de febrero a abril y descendían en el verano, pero después volvían a aumentar en otoño hasta ese pico de febrero», ha explicado. Aunque ha asegurado que esta tendencia cambió hace cuatro o cinco años, cuando empezaron a aumentar en verano, «ya no hay picos estacionales, sino que todo el año hay un número elevado de varamientos».

LOS ARROACES O DELFINES MULARES

Este tipo de delfín al que se refiere Alfredo López y que reside en aguas gallegas, se trata de una especie «mucho más grande» que la común y puede llegar a medir más de tres metros de longitud, sus ejemplares son de un color oscuro, sin líneas, con un hocico más corto y viven dentro de las rías. Cabe destacar que, aunque los arroaces viven en las rías, la Cemma ha comprobado «desplazamientos muy amplios» de estos ejemplares, «gracias a estudios de fotoindicación se ha localizado a arroaces que viven en las costas gallegas en Euskadi y en el sur de Portugal».

Asimismo, Alfredo López ha subrayado que en el caso del delfín común, que también vive todo el año en aguas gallegas, no son solamente algunos ejemplares los que se desplazan, «son poblaciones completas» que pueden llegar a formar «supermanadas» de hasta miles.

«NO SE PUEDE HABLAR DE UN AUMENTO»

Por otra parte, el fundador del centro de investigación marina de O Grove Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI), Bruno Díaz, ha explicado que, ante las informaciones que hablan sobre más avistamientos de cetáceos en Galicia, «no se puede hablar de un aumento, aunque la presencia de cetáceos en el litoral gallego sea regular».

De este modo, detalla que existen grupos de rorcuales comunes y ballenas azules que visitan estas costas con regularidad, además de «poblaciones residentes«, sobre todo en las Rías Baixas, de marsopas, delfines mulares o arroaces y delfines comunes.

Además, en este periodo del año existe el afloramiento costero, «un fenómeno oceanográfico que aporta muchos nutrientes, enriquece las aguas» y facilita visitas «menos comunes» como las de las ballenas jorobadas que vienen en busca de alimento. También ha resaltado cómo las bateas funcionan en muchos casos como una «despensa» para estos animales, ya que, por ejemplo los delfines han crecido en su presencia y se han acostumbrado a ellas.

Por su parte, Alfredo López ha asegurado que la llegada de cetáceos no se debe tanto a lo que encuentran en las costas gallegas, sino que está más relacionado con «lo que les falta en otro lugar«.

«AHORA SON MÁS FÁCILES DE VER EN LA COSTA»

Aún así, ha insistido en que «antes también venían» los cetáceos a Galicia, pero quizás la diferencia es que «no llegaban tan cerca de la costa, no se les veía o no aparecían varados«, y esa es la novedad de los últimos años.

En el caso de las ballenas se da una suma de factores, el primero de ellos es que desde la década de los ochenta se frenó su caza y, por tanto, «ahora son más fáciles de ver cerca de la costa«. Además, Alfredo López ha puesto el foco en que «antes no había teléfonos móviles«, lo que genera que un avistamiento de ballenas hoy en día «se multiplique» en segundos.

Asimismo, ha confirmado que «no es verdad» que haya aumentado el número de ejemplares, porque que un delfín visite una playa no es algo nuevo y «no pasa más ahora que en el resto del año». Aún así, ha sugerido que «a lo mejor antes estaban fuera de las rías y no los veían tantas personas», por eso existe la creencia de que hay más.

Cabe destacar que durante este año el BDRI ha puesto en marcha campañas también en la costa norte, en la zona de Ferrol, Rías Altas y a las afueras de Cedeira, donde han logrado avistar ballenas, lo que confirma la presencia de estos animales «de norte a sur».

Golfiños

SITUACIÓN DE «ALTO RIESGO»

El comportamiento de los humanos respecto a los cetáceos es una de las preocupaciones que tienen en el Cemma, concretamente con el caso de ‘Confi‘, un arroaz solitario que se encuentra en la playa de Corcubión (A Coruña).

«Confi es un arroaz solitario, por lo que busca socializar con humanos y en verano decenas de bañistas se meten en el agua e intentan entrar en contacto con él», ha explicado Alfredo López.

De este modo, ha denunciado que la situación es de «alto riesgo», porque cuando esas personas terminen su baño se marcharán a su casa «tan felices», pero lo que imprimen en el comportamiento del animal se quedará y «lo reproducirá» después con los trabajadores del mar y es ahí, cuando «llegarán los problemas».

«Después de estas risas y de estos baños tan simpáticos, viene un arpón, por lo que la gente debería tener un mínimo de respeto por el animal, primero porque es una situación ilegal y después porque sin querer puede hacer daño», ha explicado. Además, ha incidido en que más allá del perjuicio que se causa al animal, puede transmitir enfermedades.

Según ha detallado, han detectado en ejemplares varados enfermedades transmitidas por humanos, «esa es la realidad de los cetáceos hoy en día, la sonrisa de un delfín no representa su alegría, lo que se ve todos los días es su sufrimiento».

«HABLARÍA ANTES DE UNA DISMINUCIÓN QUE DE UN AUMENTO»

Con todo, el director del BDRI, Bruno Díaz, ha indicado que de forma contraria a lo que se piensa, él «hablaría antes de una disminución que de aumento» en cuanto a la evolución de los cetáceos en la zona.

De hecho, ha detallado que hay especies como la marsopa que está «en clara disminución», se trata de una especie que solo se encuentra en la Península Ibérica, concretamente en el norte de Portugal y en Galicia, por lo que «está en condiciones de desaparecer».

Asimismo, ha resaltado la importancia de la ciencia para que la gente «no se guíe por impresiones erróneas», porque en ocasiones se ven grupos de delfines y se cree «que ha crecido su población». En esta línea, Bruno Díaz ha recordado que nacen ejemplares, pero «también mueren muchos«.

De hecho, son animales que viven más de 60 o 70 años, por lo que «tardan mucho tiempo en poder dar a luz» y, en el caso de las ballenas es todavía más complejo porque llegan a superar los 100 años de edad. En esta línea, el investigador Alfredo López, ha puesto el foco en que la mortalidad de los arroaces, «no la soporta ninguna especie con poblaciones de tamaño medio», además, ha recordado que tan sólo hay 20 nacimientos al año

 

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