Yolanda Díaz finge que dimite…

José Carlos Enríquez Díaz

Nacida en 1971, aunque es diputada por Pontevedra, Yolanda Díaz Pérez vino al mundo en la localidad coruñesa de Fene, a menos de 6 kilómetros de Ferrol.

Díaz siempre defiende su «cultura comunista» de concepción del Estado en su conjunto frente a la restrictiva visión nacionalista. Tanto el comunismo como el nazismo son, efectivamente, religiones políticas, incompatibles con las tradicionales. Antes del enfrentamiento, de hecho, Hitler y Stalin colaboraron, entre otras cosas en el exterminio de la población polaca.

Existen serias dudas sobre el «carácter» antifascista de los comunismos. Si tomamos el ejemplo de Stalin (por ejemplo, Courtois et al., pp. 228 y ss.) podremos apreciar el papel que el pacto germano-soviético jugó en el contexto de los partidos comunistas europeos: éstos no integraron los movimientos de resistencia al nazismo hasta la ruptura del pacto, como consecuencia del mismo Stalin no tuvo problema alguno en entregar a 570 miembros del partido comunista alemán a Hitler; la situación en Polonia durante los años treinta no fue óbice para que se liquidara completamente al partido comunista polaco; tras la invasión de suelo soviético por los nazis el lenguaje de Stalin fue nacionalista más que antifascista; etc. Es decir, aunque quizá sea excesivo escribir, como Arendt hace, que Stalin sólo llegó a confiar en una persona y esa persona era Hitler, es claro que su prioridad nunca fue el antifascismo sino el asentamiento del propio poder.

Totalitario es un régimen político en el que el Estado abarca la sociedad entera. No existe margen de libertad fuera del alcance del Estado, ni para los individuos ni para las empresas ni para las asociaciones o instituciones. Igualmente totalitarios son el comunismo y el nazismo, versión alemana del fascismo, que a su vez es una corriente política que sintetiza sindicalismo y nacionalismo.

¡Yolanda Díaz finge que dimite! deja los «cargos orgánicos» de Sumar para aferrarse a la vicepresidencia del Gobierno.

Yolanda Díaz ha dimitido este lunes, tras los malos resultados obtenidos en las elecciones europeas, como coordinadora general de Sumar. Sin embargo, esto no significa que Díaz deje de formar parte del partido como militante, tampoco como diputada. Seguirá siendo diputada de Sumar en el Congreso de los Diputados y presidenta de su grupo parlamentario.

El nefasto balance en los comicios del 9J ha abierto una fuerte crisis en la coalición de izquierdas, con voces críticas en Más Madrid como el dirigente Eduardo Fernández Rubiño que demandaba asumir responsabilidades en la cúpula de Sumar.

La decisión de Yolanda Díaz de seguir como vicepresidenta y ministra es muy atractiva económicamente. Y es que, de esta manera, seguirá cobrando su sueldo anual de 85.013,40 euros. Además seguirá utilizando los escoltas y los coches oficiales. Y seguirá viviendo en su casoplón oficial dentro del propio Ministerio de Trabajo y Economía Social, en el madrileño Paseo de la Castellana: el piso más grande de todos los ministros con 445 metros cuadrados.

El líder histórico del nacionalismo gallego, Xosé Manuel Beiras la acusaba de usar En Marea «para hacer su carrera en Madrid». Él y la actual vicepresidenta también lideraron AGE, un experimento político en el que trabajó Pablo Iglesias.

Xosé Manuel Beiras, líder histórico del nacionalismo gallego,  desempolvaba recuerdos de la vida política anterior de la actual vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social. Y no fueron positivos.

La acusación fue clara y rotunda: «Yolanda Díaz utilizó En Marea para hacer su carrera en Madrid», sentenciaba Beiras en una entrevista de Mario Beramendi publicada  en un medio gallego. Esta reflexión surge cuando el periodista le plantea si valora la gestión de Díaz en el gobierno de España. Dice que «», que está haciendo «cosas meritorias». Pero añade: «Yo no tuve una buena relación con ella en la etapa final de AGE. Fue desleal conmigo, pero eso no me impide reconocer las cosas. No soy sectario».

«Si quiere quitarme de en medio, que explique por qué«, afirmaba el veterano nacionalista en una entrevista en la Cadena SER.

La traición a la que éste aludía por parte de Díaz se sustentaba en dos hechos. En primer lugar, en «el episodio de AGE en el Parlamento, cuando por equilibrio de fuerzas en la coalición nos tocaba el escaño y fue a Izquierda Unida». Pero, «sobre todo», en «lo ocurrido con En Marea en el Congreso». Xosé Manuel  Beiras instaba a leer los documentos del acuerdo del «grupo confederal» que se formó en el congreso. «Cada uno de los subgrupos tenía autonomía de decisión política, podía votar en contra. Pero Yolanda Díaz y Antón Gómez-Reino, en lugar de trabajar como diputados de En Marea, lo hicieron como de Podemos. Yolanda Díaz utilizó a En Marea para hacer su carrera política en Madrid», sentenció.

No es ni la primera ni la segunda vez que Beiras alude a la «traición» de la que fue su socia. En octubre de 2016, en el programa televisivo Vía V, el líder nacionalista declaró que la hoy ministra tuvo con él «un comportamiento ingrato, insolidario y, en determinados momentos, desleal». «Sin Anova, Esquerda Unida no habría entrado en las mareas municipales. Porque fuimos nosotros los que tiramos de ese carro», recordó. En abril de 2017, volvió a la carga: «Yolanda Díaz fue la primera persona que me traicionó», afirmó en una entrevista radiofónica.

La traición (política) decía Maquiavelo es el único acto de los hombres que no se justifica. Y agregaba: “los celos, la avidez, la crueldad, la envidia, el despotismo son explicables y hasta pueden ser perdonados, según las circunstancias; los traidores, en cambio, son los únicos seres que merecen siempre las torturas del infierno político, sin nada que pueda excusarlos”.

Según cuenta la historia, Judas Iscariote cuando comprendió la traición que había cometido contra Cristo, quiso devolver las treinta monedas de plata a los sacerdotes y viendo que ya no había vuelta atrás, horrorizado por sus actos, corrió a quitarse la vida ahorcándose él mismo. Al menos Judas tuvo algo de honor a última hora para imponerse a sí mismo el peor de los castigos, escuchen bien, su propia muerte.

Hoy en día el honor es como las especies en vías de extinción, sobre todo a nivel político. Todos vemos como los que traicionan a sus votantes y a su propio pueblo, salen sonrientes de los atolladeros, y para más ejemplo no solo no suelen pagar por su actos de cobardía y maldad sino que además son aplaudidos por quienes les siguen ciega e incondicionalmente, aun habiendo sido víctimas estos de las fechorías de dichos políticos…

 

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