Finca dos Mares, un lugar inolvidable

José Carlos Enríquez Díaz

Una tarde de primavera de esas que en la zona de Ferrol invitan a pasear vine a encontrarme con un lugar que sólo conocía de nombre y que posteriormente decidí visitar porque su situación y todos los alrededores me parecen lugares acogedores y entrañables, era la Finca dos Mares. Ese día tuve la suerte de poder encontrarme con un señor todo amabilidad que resultó ser el dueño. Tal fue su amabilidad que me invitó a sentarme y tomar unos vinos. Hablamos largo y tendido y en nuestra conversación me describió con gran pasión como había concebido el proyecto de establecerse construyendo un hotel en ese lugar.

El lugar se denomina Finca dos Mares, un lugar cuyo enclave está situado mirando hacia la playa de Marmadoiro, en la parroquia ferrolana de Covas. Cuenta con un alojamiento de 8 habitaciones y un restaurante ubicado dentro de una finca de casi 7000 metros cuadrados; me contó que tiene piscina y después tuve ocasión de ver por mi mismo todo lo que me había descrito. Todo está rodeado de jardines y zonas verdes que ofrecen vistas impresionantes en donde es posible sumergirse en un ambiente con aroma a salitre. Despertó mi curiosidad el hecho de que el dueño haya bautizado cada habitación con nombres que tienen sabor a mar, a salitre, entre ellos, me nombró Mar Rizada, Marejada, o Mar Arbolada.

Es verdad que estos pequeños hoteles han experimentado un gran auge en cuanto a demanda en los últimos tiempos, por lo general en estos alojamientos se puede disfrutar de todo tipo de comodidades con una amplia gama de servicios. Son lugares muy apropiados para desconectar y relajarse del estrés diario.

Los hoteles con encanto han experimentado un gran auge en cuanto a demanda en los últimos tiempos. Unas vacaciones en un hotel como Finca dos Mares siempre es una buena idea. Son alojamientos donde disfrutar de todo tipo de comodidades en un ambiente lleno de confort y con una amplia gama de servicios. En este tipo de establecimiento se puede encontrar la desconexión y el relax que permiten recargar la energía que se pierde por el estrés diario. Hoteles en los que olvidarse de todo, rodeado de un ambiente de lo más acogedor en un entorno único.

Hay tres cosas importantes en la vida: “la primera, ser amable; la segunda, serlo siempre; y la tercera, nunca dejar de serlo”. (Henry James)

¿A quién no le gusta entrar en un comercio y que el dependiente atienda con una sonrisa? ¿A quién no le gusta coger un taxi y sentirse bien atendido? ¿A quién no le gusta preguntar a alguien en la calle cómo llegar hasta un lugar y que aunque no le respondan en su idioma se moleste en dar las indicaciones oportunas para que el turista sienta que le estamos ayudando? ¿A quién no le gusta cenar en un restaurante y recibir un trato exquisito? ¿Cómo nos sentimos cuando alguien nos atiende mal, sin ganas, sin simpatía, sin gracia? ¿Cuál es nuestra opinión de un destino turístico cuando viajamos y sentimos que la gente no es amable? ¿No habéis dejado de comprar en alguna tienda por el trato recibido? Lo que no queremos para nosotros, no lo proyectemos nosotros hacia el resto. Esa es la clave.

«La amabilidad es un lenguaje que los sordos pueden escuchar y los ciegos pueden ver» (Mark Twain). La amabilidad es un ingrediente esencial que define la experiencia de hospedarse en un hotel. Va más allá de la simple cortesía; implica un genuino interés en el bienestar y la comodidad de los huéspedes, creando un ambiente acogedor y agradable que hace que se sientan valorados y cuidados.

En la Finca dos Mares la amabilidad es una prioridad. Yo pude comprobarlo  personalmente, a traves de la que a mi me dispensó Fernando Ameneiros, reflejo de lo que viene a ser seña de identidad de este lugar.  La capacidad de escucha, el tono de voz, las palabras, el cuidado de la imagen y la simpatía son notas que él trata de imbuir en su personal, de ahí que el trato que dispensan sea un trato personalizado tendente a conseguir que los clientes se sientan como en casa.

Además de todo esto, esta amabilidad y compromiso con el cliente se extiende también a otros aspectos que son muy valorados por los huéspedes tales como como la limpieza y un mantenimiento impecables de las instalaciones, la calidad de los servicios ofrecidos y la atención a los detalles en la decoración y el diseño. Todo esto contribuye a crear un ambiente de calidez y hospitalidad que hace que los huéspedes se sientan como en casa. Finca dos Mares es un destino que va más allá de un simple lugar para descansar; ofrece una experiencia única, fusionando el lujo con la autenticidad y el carácter local. Cada detalle está cuidadosamente diseñado para deleitar a los huéspedes.

En nuestra conversación me relató que uno de los puntales de la Finca dos Mares es su restaurante que está abierto para el público en general y no sólo para los huéspedes alojados en el hotel.

Al ser un hotel pequeño la atención es más personalizada lo que contribuye a la creación de un ambiente más familiar, pues el personal puede dedicar más tiempo y atención a cada huésped ofreciendo recomendaciones individualizadas para que puedan aprovechar al máximo su estancia.

Sentirse bien en un hotel implica sentirse cómodo y satisfecho desde el momento en que entras por la puerta, hasta el momento en que te despides. En la Finca dos Mares se trata de ofrecer al huésped no solo una sensación de confort y comodidad, sino de que se experimente una sensación de bienestar y satisfacción, cualquiera sea la dependencia de dicha finca, pues lo que se pretende es crear una experiencia placentera de grato recuerdo para los huéspedes.  

En resumen, Finca dos Mares es un lugar con encanto, es mucho más que un simple lugar para alojarse; es un destino que inspira, deleita y cautiva a quienes tienen el privilegio de visitarlo. Ya sea que busques una escapada romántica, una aventura en la naturaleza o una experiencia cultural única, este hotel ofrece el escenario perfecto para crear recuerdos inolvidables y vivir momentos mágicos.

Recuerdo mi paso por esta Finca con una sensación de calidez y que despierta en mí el deseo de volver allí, ya sea para alojarme unos días y desconectar o simplemente para tomar unos vinos, almorzar, o tomar un café, y a mí personalmente me encantaría tener la suerte de compartir en cualquier momento unos vinos, un café o una grata charla distendida con Fernando Ameneiros, que tan grata hizo mi estancia en esta Finca.

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