Cuaderno de Bitácoras- «Rara avis»

Ana Rodríguez Masafret

¿ Quién no ha acudido una vez en su vida a un abogado?
Sí, la imagen distorsionada que tienen muchos es el de ese señor o señora con gesto serio que nos puede llegar a agradar si nos resuelve nuestro problema. Va con su ropón negro semejando un cuervo, nos habla en un lenguaje incomprensible y cobra bastante.

En fin, yo me encuentro dentro de la especie, y conozco bastante el tema. Y puedo asegurar que no grazno, no me forro, me llevo el trabajo a casa y después de 30 años de ejercicio profesional sigo con el mismo ahínco por defender a mi cliente y hacer mio su problema, que en la mayoría de las ocasiones tardo meses o años en resolver por la lentitud del sistema

Somos los grandes desconocidos en el mundo de las especies únicas y raras , en gran parte por el propio mutismo hermético al que como colectivo nos hemos voluntariamente sometido. Un mundo donde pesa la tradicion ascentral y la creencia de que nuestros problemas no deben ser indecorosamente expuestos al mundo. Eso nos ha llevado a lo que hoy somos : un colectivo imprescindible para que la justicia exista y al que se ignora y ningunea.

¿Qué ha cambiado ahora?. ¿Por qué esa especie ingenua de «rara avis » grita en toda España por las calles desde hace unos días?

Quizás por el hartazgo de ver como las huelgas de unos y otros – nunca las nuestras, no las hacemos, no tenemos derecho a hacerlas- paralizan los juzgados, el trabajo y hacen peligrar nuestro medio de vida.

Quizás el ver como el turno de oficio- indispensable para la defensa de los derechos de los más vulnerables- se mantiene a costa de nuestro sacrificio y trabajo. La Administración del Estado o la Comunidad Autónoma nos otorga una limosna por nuestros servicios, tenemos que dar por ello las gracias al tiempo que nos explotan como falsos autónomos sin cotizar.

Quizás porque la Mutualidad de la Abogacía, la que debía velar por nuestras coberturas sociales y por nuestra jubilación, hace tiempo que perdió su función social y se aferra al negocio de gestionar los 10.000 millones de euros de nuestras aportaciones aún a costa de que percibamos pensiones indignas de 400 euros, obligándonos con ello a seguir arrastrando la toga hasta más allá de los 80 años.

Quizás porque no podemos causar baja por depresión más allá de los 60 días, pues no tenemos mayor cobertura ; pagamos seguro privado de salud por carecer de Seguridad Social y desconocemos lo que es una baja por maternidad o paternidad, bueno en realidad la mayoría desconocemos lo que es una baja.

Quizás también influya el hecho de que nos encontremos al arbitrio de la potestad de jueces y letrados de la Administración de justicia y no con el derecho que nos otorga una norma, para suspender o no un juicio y así asistir al entierro de un familiar o dar a luz – podría sorprender al público en general la falta de empatía que las raras avis provocamos.

Hay demasiados » quizás» , y todos ellos nos obligan a gritar al mundo entero que estamos cansados, agotados, extenuado de ser un eslabón fundamental en el mundo de la justicia y no contar para nada y para nadie.

Tenemos derecho a ser tratados con dignidad en el juzgado, a estar de baja, a tener la pensión mínima contributiva, a que el Estado y/ o CCAA nos reconozca económicamente nuestra dedicación en el turno de oficio y a causar alta en la Seguridad Social cuando trabajamos en ello.

A esta especie extraña, a esta especie de rara avis a la que pertenezco, se le puede aplicar el conocido refran de que » En casa del herrero, cuchillo de palo». Y es que hemos dedicado tanto tiempo y esfuerzo a luchar y a defender los derechos de los demás que nos hemos olvidado de luchar y defender nuestros derechos más elementales. Va siendo hora de que nos pongamos a ello.

@#MovimientoJ2
@#PlataformaAbogaciayTurno

 

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Un comentario

  1. Alfonso Hernández Angulo

    La carta describe perfectamente nuestra situación y lo
    poco que se
    Nos valora
    Pero, para qué nos sirven los Colegios?